Por fortuna el Burgos Club de Fútbol no tendrá que afrontar el encuentro de mañana frente al Real Valladolid B con una baja más. Cuatro, las del lesionado Manu Torres y los sancionados Dani Guillén, Moke y Carralero, se antojan más que suficientes.

El quinto en esa nómina podía haber sido Jorge Sáez, que con dolores en su rodilla izquierda tras el partido del pasado domingo ante el Guijuelo llevaba toda la semana parado, pero la resonancia magnética a la que fue ayer sometido deparó buenas noticias.

El centrocampista madrileño solamente sufre un traumatismo óseo en la rodilla en cuestión, lo que vulgarmente se conoce como un derrame, y ni tan siquiera tiene una mínima distensión. Un diagnóstico de una dolencia leve que en principio debería permitirle poder jugar mañana.

La clave radicará en las propias sensaciones del futbolista, que  hoy mismo realizará su primer entrenamiento de la semana junto a sus compañeros. Cabe la posibilidad de que se ejercite con normalidad o bien que lo haga soportando algún tipo de dolor en esa rodilla izquierda, dolor cuya dimensión será la que realmente decida si Jorge Sáez será de la partida o no ante el Valladolid B.

Todo apunta a que al menos entrará en la lista de jugadores convocados para el encuentro y que su presencia o no en el once inicial dependerá de sus sensaciones en las horas previas al inicio del mismo.

Los que sí que podrán enfrentarse al filial blanquivioleta son Quesada y Beñat, que terminaron el entrenamiento del pasado miércoles con sendas molestias.

Quesada, con una ligera sobrecarga muscular, participó ayer sin problemas de la sesión que realizó el equipo blanquinegro en el anexo de hierba artificial de La Corrala. Y Beñat, que no entrenó, paró única y exclusivamente por precaución. Su lesión, un leve esguince de tobillo, recomendaba que descansara, pero hoy podrá entrenar con normalidad.

En cuanto a Manu Torres, que sigue recuperándose de su lesión en el tobillo izquierdo, en dos semanas estará de nuevo a tono.