El «boato» de las comuniones genera inquietud en la Iglesia

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La Conferencia Episcopal aconseja «sencillez» a todos los padres de los niños que reciben el sacramento porque preocupa la ostentación que se origina en torno a esta celebración

El «boato» de las comuniones genera inquietud en la Iglesia

El director del secretariado de la Subcomisión Episcopal de Catequesis de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Juan Luis Martín Barrios, aconsejó ayer «dignidad y sencillez» a los padres de los niños que reciben la Primera Comunión pues a la Iglesia española le «preocupa» y «entristece» mucho el «boato social», la ostentación, que surge en torno a la celebración de este sacramento y que desvirtúa su sentido.

Según un estudio de la Federación de Usuarios y Consumidores Independientes, la celebración de este acontecimiento religioso puede llegar a costar, entre vestido, banquete, reportaje fotográfico y recordatorios, más de 3.000 euros en ciudades como Madrid, Valencia y Barcelona.

«Los criterios de la Iglesia no sintonizan con ese boato social nunca. Es más, nos parece una contradicción entre lo que se celebra y lo que se hace. Nos entristecen los hechos y lo que se genera en torno al sacramento de la Eucaristía. Los criterios y consejos que ofrecemos desde las parroquias es sencillez y dignidad», explicó Barrios.

En esta línea, en muchas parroquias españolas proponen a los menores y a sus padres que ese día especial compartan las propinas que les dan sus familiares con los pobres y, especialmente, con los niños más necesitados, pues va «mucho más en sintonía con el sacramento». Así, les aconsejan llevar un sobre con dinero a Cáritas u otras organizaciones o incluso donarlo a alguna familia que lo necesite.

Y es que alrededor de 250.000 niños y niñas de entre nueve y 10 años reciben la Primera Comunión cada año en España durante los meses de primavera, según los datos de la Conferencia Episcopal, que llamaron la atención sobre el incremento de casos de pequeños no bautizados que se acercan a la Iglesia en esta época por «contagio» de sus compañeros de colegio. En estos casos, reciben casi al tiempo ambos sacramentos.

Martín Barrios explicó, también, que para preparar a estos pequeños, en el país existen en torno a 85.500 catequistas, que también forman a jóvenes y adultos pero que, en su mayoría, se dedican a los menores de entre ocho y nueve años que se encuentran en esta etapa de iniciación sacramental.

Recorrido cristiano. Según el itinerario catequético establecido a nivel nacional, de cero a cinco años, la Iglesia confía la formación cristiana a los padres; de cinco a siete años, llega la etapa del despertar religioso, cuando los pequeños aprenden a valorar la creación como obra de Dios; a los ocho y nueve años es la etapa de la iniciación a los sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía, se preparan para la Primera Comunión; y de los 10 años en adelante es el momento de la personalización de la fe de cara a la Confirmación.

Durante este proceso de iniciación cristiana se conjugan tres dimensiones claves, la catequética; la sacramental, que engloba Bautismo, Penitencia, Eucaristía y Confirmación, y la espiritual. Además, la Iglesia cuida que los menores maduren según cuatro verbos: conocer los elementos fundamentales de la fe, celebrar los misterios cristianos, vivir según el Evangelio y orar.

Atendiendo a los años de preparación para realizar la Primera Comunión, en unas diócesis se piden dos años y en otras, tres, que suelen coincidir con los ocho, nueve y 10 años.

A partir de la década de los 70 y de los 80, se pasó de recibir la Primera Comunión a los siete años a recibirla a los nueve, pues aunque en la actualidad, «los catequizandos salen con una mayor preparación, maduran más tarde», según precisó Barrios.

¿META O PUNTO DE PARTIDA? El director del secretariado de la Subcomisión Episcopal de Catequesis indicó que «se nota visiblemente» que algunos pequeños que se preparan para recibir la Primera Comunión, ven este sacramento como una meta y no como un punto de partida y esto a la Iglesia le preocupa.

Por ello, hay diócesis que han establecido que los menores que no dejen de ir a catequesis tras recibir el sacramento de la Eucaristía, y puedan de esta forma confirmarse a los 12 años. No obstante, la edad más frecuente en España para recibirla son los 14 y 15 años. «Aunque siempre hay excepciones», aseveró el religioso.

Sobre la vestimenta, blanco impoluto para las niñas y de marinerito para los niños, Martín Barrios explicó que es una costumbre que se ha generado en la sociedad pues no está establecido cómo se debe ir ataviado. Según precisó, quizá el blanco conecte con el traje de ese color del bautismo, caracterizado por la pureza, mientras que el traje de marinero, algunas personas lo asocian con la barca de Pedro, aunque puntualizó que esta última es una lectura que no tiene cabida desde el punto de vista de la fe.