Durante una hora Antonio Najarro (Madrid, 1975) regresó a sus años de estudiante en el Real Conservatorio Profesional de Danza Mariemma de Madrid, a sus primeros logros como coreógrafo y a la época en la que tuvo que compaginar los estudios de Bachillerato con la danza.

Visiblemente emocionado por poder «servir de guía» a quienes estudian esta disciplina, el director del Ballet Nacional de España trató de transmitirles la realidad de «una carrera difícil, dura, rigurosa y sacrificada, que al mismo tiempo es maravillosa y te hace sentir plenamente realizado». «En la danza no hay secretos -afirmó ante un público ensimismado-. Os tiene que apasionar. Es algo maravilloso que nos hace evolucionar como personas. Nos enseña disciplina, rigor y respeto al maestro, algo que no debemos abandonar nunca en nuestra vida».

En un aula abarrotada y expectante ante el director del ballet al que irán a ver sobre el escenario, Najarro les aconsejó que no dejaran sus estudios porque siempre aportan conocimientos, y aunque resulte duro compaginarlo les vendrá bien en el futuro. «Hay que hacer las cosa sin obsesión y con coherencia, tanto si os queréis dedicar a la danza profesionalmente como si no. Porque no pasa nada. Si no puedo ser bailarín, puedo ser coreógrafo o maestro».

También respondió a las preguntas de los estudiantes, que querían saber cómo y cuándo accedió a la danza: «De pequeño iba mucho a Málaga y en la feria me vestía de campero y me pasaba el día bailando sevillanas. Así que un día mis padres pensaron que me gustaba y me apuntaron a clases de danza». Quisieron saber, igualmente, si había estudiado una carrera: «No tenía tiempo. Cuando aprobé la selectividad empezaba a viajar. Pero seguí estudiando idiomas y leyendo lo que podía». O si había tenido alguna coreografía fallida. Aquí Najarro explicó al aforo la relatividad de una cuestión que tiene que ver con lo que cada uno percibe: «Quién dice si es fallida o no. Tienes que ser tú quién lo valore, si te remueve por dentro es buena», añadió.

El Conservatorio en Torrelavega

Durante la hora que duró el encuentro, los estudiantes pudieron ver de cerca a un bailarín «que había cumplido su sueño» a base de trabajo y esfuerzo. «Cuando el jurado evaluó mi proyecto para dirigir el BNE sentí ilusión y miedo, pero evidentemente estoy encantado», sugirió.

De la misma manera, el Conservatorio Profesional de Danza quiso mostrarle el trabajo que realizan a diario con las y los alumnos que pasan por sus aulas. Como muestra de esa formación, el alumno Guillermo Castro, de 16 años,  estudiante de 5º y que participará en marzo en el Certamen de Torrelavega, hizo una demostración con El Quijote. Junto a este joven acudirán a la cita cántabra otros seis estudiantes de Burgos y una decena de Valladolid.

El día de la actuación del Ballet Nacional, el viernes 26, la Fundación Caja de Burgos y el Ayuntamiento han previsto que puedan acudir al ensayo vespertino los estudiantes de academias de danza que así lo deseen. También se ha organizado una master-class con la colaboración de los bailarines principales de la compañía que tendrá lugar el sábado 27 en la sede de la Escuela Profesional de Danza.