Con un coche para echarse a llorar, Alonso volvió a sacar, mientras pudo, petróleo del McLaren-Honda. Tras salir decimotercero, el asturiano llegó a rodar sexto y se mantuvo en zona de puntos hasta que se rompió, en la vuelta 35, el palier de la transmisión de su monoplaza. Mucho mejor pintan las cosas para su compatriota Carlos Sainz, que acabó séptimo en Shanghái