Un total de 85 bibliotecas móviles recorren la geografía española para acerca los libros y también todos los servicios que facilita internet a la población rural. Es una flota que ha crecido en los últimos años pero que debía incrementarse hasta los 200 vehículos para atender al 1,3 millones de personas que no tienen ningún tipo de servicio bibliotecario. No obstante, en su número actual y con las capacidades de que le dotan los profesionales que la conducen y las nuevas tecnologías, puede afrontar los recortes presupuestarios de las Administraciones y la desaparición de los patrocinadores privados.  

Así lo valora la Asociación de Profesionales de Bibliotecas Móviles (Aclebim), que este fin de semana ha celebrado en Burgos su sexto congreso nacional y que ayer organizó una exposición ante la biblioteca pública de San Juan con siete bibliobuses.

Su presidente, Roberto Soto, explicó que un bibliobús ya no es solo una biblioteca pública que se desplaza con unos pocos libros sino que ofrece un amplio abanico de información complementaria en formatos digitales, lo que le convierte en un centro de recursos al servicio del ciudadano. Es más, explicó, sus usuarios pueden tener una relación más personalizada con su biblioteca móvil a través de las redes sociales, «donde se puede intervenir y, en cierta medida, traer el bibliobús a mi casa y mejorar la calidad de los servicios que me presta y la cantidad de información a mi alcance».

En los bibliobuses que operan en León, los libros llevan un código QR que permite reconducir a los smartphones (teléfonos inteligentes) y las tablets hacia contenidos multimedia (documentales, entrevistas con el autor, recitales de poemas, etc.). Internet también permite conocer dónde está el bibliobús en tiempo real.