La demanda de segundas cerraduras se dispara tras la ola de robos en Burgos

I. Elices / Burgos
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Bajo coste. La facilidad con que los ladrones georgianos abrían las puertas de llave de borja lleva a muchos ciudadanos a colocar cerrojos suplementarios, que cuestan unos 130 euros.

Los ciudadanos se decantan por colocar un segundo cerrojo. - Foto: Patricia

La oleada de robos que sacudió la capital el pasado trimestre y que terminó con los autores entre rejas tras detenerles la Policía Nacional ha creado tal estado de alarma en los ciudadanos que muchos de ellos han decidido blindar las puertas de sus casas para poner las cosas más difíciles a los ladrones. Un aluvión de burgaleses han  acudido en la última semana a las cerrajerías de la ciudad para solicitar presupuesto para colocar una segunda cerradura en la puerta de su casa. Los negocios consultados por este periódico aseguran que «se ha duplicado, incluso más», la instalación de segundos cerrojos en los pisos de la ciudad.

La facilidad con que la banda de delincuentes georgianos abría las puertas de las casas ha metido el miedo en el cuerpo a los ciudadanos, que hasta ahora se creían seguros con una sola cerradura en su casa. «Y es que por muy blindada que estuviera la puerta, los ladrones han demostrado que en el caso de las llaves de borja han encontrado el invento para copiarlas y acceder con facilidad a las viviendas», afirman desde Apertec.

La misma fuente admite que son más las personas que acuden a informarse que las que después en realidad acaban colocando un segundo sistema, pero aún así «el trabajo se ha multiplicado en la última semana». «Es que si antes colocábamos diez cerrojos al año está última semana hemos hecho diez al día», señala, con lo que da a entender que en su caso la cifra de negocio ha hecho más que duplicarse en estas últimas jornadas respecto al resto del año.

Los ladrones actuaron en el barrio de Gamonal -la mitad de los 50 pisos en los que entraron se encontraban en esta zona-, el sur de la capital y el centro (el Cid) y buscaban aquellos edificios antiguos cuyos pisos aún conservan la cerradura de borja, en cuya apertura eran unos contrastados especialistas. Entre los efectos que les incautó la Comisaría destacan las copias de llaves de palas perfectamente fabricadas, con las que entraban en las casas en cuestión de segundos, con discreción y sin hacer ruido.

Disuadir a los cacos

Lo que han recomendado por tanto los profesionales a los ciudadanos que han acudido a sus negocios para reforzar la seguridad de sus casas es la colocación de una segunda cerradura, que «funcione con otro sistema distinto al de borja». Lo que buscan los ladrones, según explican desde Abreclick, son viviendas que «se lo pongan fácil, que puedan forzar con facilidad, discreción y sin hacer ruido». Y, evidentemente, «prefieren viviendas que tengan una sola cerradura a que tenga dos, pues de esta manera van a tardar el doble» y se exponen en mayor medida a que les sorprenda algún vecino y dé la voz de alarma. «El hecho de encontrarse con dos obstáculos ya les disuade», siempre y cuando su método no sea el de la palanca de uña, en cuyo caso solo se les resisten las puertas blindadas.

El tiempo que calculan que van a emplear en abrir las puertas es un factor importante a la hora de elegir la casa, pero también el ruido que puedan hacer. De ahí que eligieran cerraduras de borja. No se les resistía ninguna, eran capaces de hacerse con ellas en segundos y con total silencio. De esa manera no corrían riesgo de llamar la atención de los inquilinos de otros pisos. «Por ello es importante que ese segundo cerrojo funcione con un sistema diferente», afirman desde la Cerrajería Cotillas. En algunos casos, asegura, hay burgaleses que están optando por la cerradura electrónica, que se maneja con tarjetas inteligentes o números clave. Aunque en otros negocios, como Apertec, por ejemplo, son más partidarios de las «soluciones tradicionales, de poner obstáculos físicos a los ladrones».

Estos segundos cerrojos por los que están optando la mayoría de los burgaleses no son nada caros, vienen a costar unos 130 euros incluida la instalación, indican en Abreclick. Un segundo cerrojo también disuade a los cacos especialistas en robar casas mediante la extracción del bombín, «pues en completar esta operación tardan el doble y corren el peligro de ser descubiertos».

¿Por qué se ha producido este aumento de la demanda? Desde Abreclick explican que después de tantos robos «rara es la persona que no conoce a alguien a quien le hayan entrado en casa». Por ello, «antes de llevarse una sorpresa desagradable al volver a su domicilio después de unas vacaciones o de una estancia en el pueblo prefieren asegurar más sus viviendas», indica. «La cobertura de los medios de comunicación también ha tenido que ver», afirman las mismas fuentes.