100 burgaleses a punto de trabajar, 150 para jubilarse

G. Arce
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Más de 13.000 trabajadores afiliados a la Seguridad Social, el 9% del total de los cotizantes en la provincia, suma 60 años o más

Pese a la mejora del empleo y del número de cotizantes a la Seguridad Social en los últimos tiempos, la situación del mercado laboral provincial no deja de deteriorarse por el gravísimo problema de fondo de la falta de relevo generacional provocada por la despoblación. A día de hoy, por cada cien personas potencialmente laborables en Burgos, es decir, con edades comprendidas entre los 20 y 24 años, hay 150 con perspectivas de jubilación, superando los 60 años. Además, la balanza del recambio de la población activa lleva casi una década descompensada:se duplica el número de los que están pensando en salir del sistema mientras que los que acceden al mismo merman. Desgraciadamente, la tendencia empeorará el próximo año...

Así lo recoge el último Informe del Mercado de Trabajo de Burgos elaborado por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) de 2017 hecho público recientemente, estudio anual que analiza en detalle la evolución de la economía local y en el que el grave problema demográfico que arrastra la provincia es protagonista de sus últimas ediciones. Al envejecimiento que merma la población activa y tensa el sistema público de pensiones, suma agravantes como el saldo migratorio negativo cronificado con respecto a territorios vecinos más atractivos profesional y vitalmente, así como las graves dificultades que existen para reponer el empleo que van dejando libre los que van saliendo del mercado.

En cuanto al envejecimiento de la población, las cifras que baraja el SEPEno son nada optimistas:los habitantes menores de 16 años constituyen el 13,89% del total de la población de Burgos (358.171). Los mayores e iguales a 65 años aglutinan el 23,09%. Son porcentajes que se van distanciando con el tiempo, ya que en el último año los jóvenes menores de 16 años descienden en 575 personas y los de 16 a 64 años también lo hacen en 2.947 personas, mientras que los mayores de 64 años aumentaron en 698 habitantes.

Así, el índice de envejecimiento (relación entre la población mayor de 65 años y la menor de 16) de la provincia en 2017 indica que por cada cien menores de 16 hubo 166 mayores de 64, cifra que alcanza 190 en la comunidad autónoma y 118 en el país. En el último año esta proporción creció en los tres espacios territoriales mencionados.

Envejecemos y emigramos y eso tiene consecuencias directas en la prosperidad económica de Burgos. El SEPEconstata que es mayor el número de contratos formalizados con personas que salieron de la provincia que los que entraron. Concretamente, cada año se produce un saldo negativo de más de mil personas, de las cuales el 53% son hombres. Los destinos que nos restan trabajadores locales son los territorios vecinos de Álava, Madrid, Vizcaya, La Rioja y Valladolid. Mientras que entre las provincias que más trabajadores aportan a Burgos, varias coincidentes con las anteriores por su proximidad geográfica, son Valladolid, Madrid, Palencia, Vizcaya y Álava.

Este saldo negativo migratorio aún no se compensa con la llegada de extranjeros, todavía insuficiente para cubrir todas las carencias que arrastra el mercado laboral. Su número alcanza las 24.289 personas, el 6,78% de la población provincial, y sobre ellos y su crecimiento descansa en gran medida la esperanza de un cambio de tendencia.

complejo recambio. Con la perspectiva de más potenciales jubilados y menos nuevos trabajadores el futuro apunta a que el empleo de reposición puede ser una alternativa laboral más que viable. Pero no es del todo así.En torno al 9% de los cotizantes a la Seguridad Social en la provincia suma ya los 60 años o ya los supera. Hablamos de un volumen de en torno a los 13.000 trabajadores que están en la casilla de salida, el 20% de los cuales se enmarca en el sector agrario, el 14% en actividades sanitarias y el 8% en el comercio, tres ámbitos donde esta contrastados los problemas para la renovación de los negocios y las plantillas, salvo en el caso de las empresas familiares.    

El SEPE advierte también de que el 35% de estos trabajadores mayores son autónomos, por lo que no necesariamente ofrecen un perfil de reposición. De hecho, muchos siguen trabajando más allá de los 60 porque no atesoran la carrera de cotización suficiente para tener cubierta su jubilación dignamente. El día que logren ese objetivo, ese empleo desaparecerá en la mayoría de los casos.