Alonso dinamita UPyD al no lograr imponer a Altable en la candidatura

Á.M.-C.M. / Burgos
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No adscritos. Pasarán a ser concejales sin siglas hasta el final del mandato. Los 'unionistas' tienes que buscar ahora cabeza de lista

El terremoto que sacudió La Mancha tuvo una réplica en Burgos, concretamente en la sede de UPyD. Pasadas las seis de la tarde, el Partido remitía una convocatoria (para hoy) que vino a confirmar que la tensión que se cortaba en sus filas en las últimas semanas ha estallado: el actual portavoz, y hasta la fecha candidato a la Alcaldía, Roberto Alonso, y el concejal, y fiel escudero de Alonso, Julián Altable, abandonan la disciplina del Grupo Municipal y pasarán a ser concejales no adscritos en el Ayuntamiento de Burgos hasta el final de la legislatura.

No dimiten, puesto que en ese caso entrarían a formar parte de la Corporación los siguientes de la lista. No. Se quedan, pero sin pertenecer a UPyD, cosa que, en el caso de Alonso, siempre ha sido así a efectos de afiliación. El motivo es la negativa que venían mostrando desde hace semanas los dirigentes de los ‘unionistas’ a que Altable fuera de número 3 en la candidatura. En este puesto se quería colocar al coordinador local, Marío Díez, mientras que el 2 seguiría siendo para Rosario Pérez, a pesar de encabezar la lista a las Cortes.

«Roberto quería tener a su lado a alguna persona de su confianza, y estos se cierran en banda por la ambición», admitió ayer Altable a este periódico. Por ‘estos’ hay que entender a quienes mueven los hilos de UPyD Burgos y que quieren posicionarse en la parte alta de la lista, la que daría alguna posibilidad de obtener acta de concejal. «No es lógico que quiten autoridad al candidato porque alguna prerrogativa tendrá que tener... Todo el mundo quiere entrar en la lista», continuó Altable, quien cree que no se ha valorado su «trabajo concienzudo y silencioso» y ayer mismo pidió la baja en UPyD.

Incluso con la noticia ya lanzada, el coordinador local, Mario Díez, reconoció a este periódico «ir ahora mismo a una reunión» pero sin saber que Alonso y Altable dejaban el Grupo. Tampoco los órganos regionales estaban informados de la decisión. Su compañera de escaño, Rosario Pérez, señalaba que sabía lo que estaba ocurriendo desde hace 15 días («no estoy sorprendida porque ya venía gestándose desde hace tiempo») y prefiere no hacer valoraciones antes de que ellos se expliquen. No obstante, no puede ocultar su malestar por el desenlace. «Me duele, me quita el sueño. Para mí son amigos y han sido cuatro años de una relación muy buena, en los que siempre hemos llegado a acuerdos. Ha sido una relación muy fácil para mí con ellos y de ellos conmigo, pero no se ha podido llegar a un acuerdo», dijo.

Amén de la carga política que conlleva la espantada de dos de los tres concejales de los ‘unionistas’ y del daño que pueda causar al Partido, el abandono de Roberto Alonso y Julián Altable tendrá un impacto directo en el funcionamiento ordinario del Ayuntamiento, alcanzando la onda expansiva a IU, que verá crecer a su Grupo Mixto con la incoporación de la única concejala que se mantiene fiel a las siglas por las que fue elegida, Rosario Pérez Pardo.

Los cambios. Según consta en el Reglamento Orgánico de Funcionamiento (ROF) del Ayuntamiento de Burgos, «los concejales que, sin dimitir de su cargo, abandonen o sean expulsados de su Grupo municipal, tendrán la consideración de concejales no adscritos». Ese será el nuevo estatus a Alonso y Altable. Al abandonar por voluntad propia, deben ser ellos quienes se lo comuniquen al alcalde, que lo hará oficial en el próximo Pleno (el 13 de marzo).

Asímismo, dejarán de tener derecho al apoyo material y humano con cargo al Ayuntamiento para el desempeño de su actividad política, y no podrán percibir retribuciones que superen la media de lo que venían cobrando hasta la fecha. Cuando el número de concejales que abandona la disciplina de un Partido constituye la mayoría de sus ediles, «serán los que permanezcan en la citada formación política los legítimos integrantes de dicho Grupo a todos los efectos». Es decir, que Pérez Pardo se queda las siglas.

Sin embargo, la concejala y diputada provincial se tendrá que enfrentar al resto del articulado del ROF, que también es diáfano sobre cómo actuar en este caso. Así, «cuando (el Grupo, en este caso UPyD) quede reducido a un número inferior al mínimo exigido para su constitución, quedará disuelto y sus miembros pasarán a formar parte del Grupo Mixto». ¿Y cuál es el número mínimo para formar Grupo? Dos concejales.

La traducción es que UPyD desaparecerá como Grupo propio y Pérez Pardo quedará integrada en el Grupo Mixto junto con el concejal de IU, Raúl Salinero, que tampoco alcanza lo señalado en el ROF y que hasta la fecha actuaba como un Grupo con indentidad propia al ser el único que tenía menos de dos concejales. Ambos tendrán que establecer (pactar) «un turno rotatorio para el desempeño de la función de portavoz».