La UBU participa en un proyecto para buscar materiales industriales

B.G.R. / Burgos
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Financiado por la UE, el Centro de Investigación de Materias Críticas trabajará en recuperar metales refractarios claves en la fabricación de maquinaria, turbinas de vapor o aviones

El Centro Internacional de Investigación sobre Materias Primas Críticas (Iccram) de la UBU, creado hace apenas un año, participa junto a una veintena de socios en un programa europeo para la recuperación de materiales que resultan claves en el sector industrial.La importancia del trabajo radica en que sus resultados marcarán las futuras actuaciones financieras y políticas de Bruselas que permitan al viejo continente reducir su dependencia externa.

En concreto y según explica el director del Iccram, Santiago Cuesta, el objeto de esta investigación son los llamados metales refractarios, aquellos pueden  soportar «condiciones extremas», tanto de alta temperatura como presión, y que resultan de vital importancia para la fabricación de piezas en el ámbito de la industria manufacturera (herramientas de corte), energética (turbinas de vapor) o transporte aeroespacial (aviones). Se trata de elementos químicos como el Tungsteno, Renio, Tántalo o Molibdeno, que actualmente se importan de países asiáticos, africanos o sudamericanos.

El objetivo del proyecto abarca varios campos en lo que la investigación tecnológica es fundamental a la hora de encontrar mayor rentabilidad. Por un lado, el estudio de posibles yacimientos de extracción de estos componentes que existan o hayan existido en Europa, como es el caso del Tungsteno en las provincias de Salamanca y León. A ello, se suma el análisis de los restos que puedan encontrarse a pie de mina y de la forma que tienen que utilizar estas materias las empresas con el fin de optimizar su aprovechamiento. La tercera línea de estudio es su posibilidad de reciclado industrial y la cuarta, el estudio de nuevos componentes que puedan sustituir a los originarios y que resulten más accesibles.

Modelo a seguir. Más de una veintena de centros tecnológicos y científicos, universidades y gobiernos regionales como la Junta, participan en el desarrollo de este programa de actuación, que deberá estar terminado en tan solo 18 meses, debido a su «urgencia», y que cuenta con un presupuesto de 1,5 millones, de los cuales 75.000 se quedan en Burgos.

El papel de la institución académica local, en colaboración con la Agencia de Desarrollo autonómica (ADE), se centrará en el estudio específico del Tungsteno en la región, aportando el valor añadido de realizar un modelo de explotación que incluya toda la cadena de valor; es decir, desde la materia prima hasta el procesado de la misma, empresas que la utilizan para fabricar sus componentes y centros de investigación como el Iccram que desarrollan tecnología basada en ese elemento. «Explicaremos a la Comisión cómo se tiene que trabajar con este metal para que sus resultados puedan trasladarse a otras materias y regiones europeas que tengan similares características que Castilla y León», manifiesta Cuesta.

El centro burgalés ya se ha puesto manos a la obra para diseñar el plan de trabajo: «Es un proyecto estratégico porque Bruselas necesita para los próximos años que los principales agentes europeos relacionados con la industria se unan para crear una plataforma que trabaje en la recuperación de estas materias primas críticas para la economía europea y, además, oriente las políticas de investigación en este ámbito».