Perfil. Es un grande. Un referente para varias generaciones. Una enciclopedia musical. Se lo ha reconocido el Ministerio de Cultura, que le ha otorgado el Premio Nacional de Periodismo Cultural por contribuir al enriquecimiento del patrimonio cultural de España. Nacido en Pedrosa de Valdeporres en 1950, es el crítico musical español más importante e influyente.
Diego A. Manrique atiende a este periódico todavía traspasado por el impacto del premio, que ha alterado su rutina. Ha publicado en las revistas musicales más importantes de la historia. Ha entrevistado a todas las leyendas de la música contemporánea. Ha tenido algunos de los programas de radio más escuchados.Es conocido y respetado en todo el mundo. La música ha sido y es su vida. Aquí lo cuenta.
Ser galardonado con el Premio Nacional de Periodismo Cultural tiene mucho de reconocimiento a toda una trayectoria...
¡Todavía estoy desconcertado! No sabía que era candidato y aún me asombra: esos premios suelen ir a periodistas más literarios.
Pues es todo un guiño a la música y a sus cronistas...
Así me lo tomo, como un reconocimiento a la profesión de los musiqueros, generalmente tan poco valorada.
Leyéndole y escuchándole, siempre se tiene la impresión de que, aunque escribir y hablar sobre música no fuese su modo de vida, lo haría igualmente...
Seguramente sí. Recuerdo algo que decía el fallecido disquero Mario Pacheco, el hombre de Nuevos Medios: «Aparte de escuchar música, lo más divertido es discutir sobre música».
¿Se ha imaginado cómo podía haber sido su vida sin la pasión por la música?
Terrible. Yo estudiaba Derecho y, sin que se ofenda nadie, que tengo familia en el gremio, sospecho que ya hay demasiados abogados en el mundo.
¿Cuánto le ha dado la música?
Ha sido como viajar en la montaña rusa más alucinante. Los sesenta, que fueron fantásticos, los viví como espectador, pero a partir de 1975, fui participante, modesto participante, en unas décadas de creatividad fabulosa. Ya se acabaron los años de vacas gordas, en todos los sentidos, pero como decía mi madre: ¡Que nos quiten lo bailado!
¿Qué queda en usted de ese chico que viajaba regularmente de Villarcayo a Burgos para comprar novedades musicales en Almacenes Campo?
En realidad, queda mucho. Por ejemplo, si viajo a Londres para hacer una entrevista o un reportaje, me lo programo para que tenga una tarde o una mañana de compras. Y me quedo en un hotelito que está cerca de las tiendas de discos del Soho y las librerías de Charing Cross Road. También está al lado del British Museum, que suelo visitar si tengo unas horas libres: es un tesoro inabarcable. Y es gratis (lo digo por la Catedral de Burgos).
¿Recuerda cuál fue el primer vinilo que compró?
Claro. Los conservo: fueron discos de Los Brincos, The Rolling Stones, Donovan y Tom Jones. Excepto por el último, que eran unas grabaciones poco representativas del Tigre de Gales, creo que acerté en todos.
¿Y cuál ha sido el último disco que ha adquirido?
Un triple CD de Bobby Blue Bland, que tiene una de las voces más hermosas del soul y el blues y que grababa para un sello un tanto mafioso, Duke Records.
¿Cuántos títulos componen su discoteca personal y dónde los mete?
Los de uso más regular, en el piso donde trabajo. Tenía otro piso lleno de vinilos pero empezaron a causar grietas y hubo que trasladarlos a un sótano. Cuando se hizo la reforma del sótano, el arquitecto calculó cuántos LPs habría, a partir de los metros de estanterías: me dijo la cifra pero yo me tapé los oídos… No quiero saberlo.
¿Ha evolucionado mucho su gusto musical a través de los años o se siente fiel a estilos y grupos?
Desdichadamente, no he ido desechando filias musicales. Todo lo contrario: según pasaban los años, he ido acumulando nuevas pasiones, desde el jazz a las músicas caribeñas.
Parece claro que la piratería ha hecho mucho daño a la industria. Pero, ¿cuánto?
Hay que dejar de hablar de piratería: el problema actual es que los oyentes han decidido que la música debe ser gratis. Contra eso, no se puede luchar.
¿Esa crisis ha afectado a la creatividad?
Desde luego. La música pop es expresión artística pero también negocio. Al romperse una de las patas, el modelo preexistente -me refiero a la producción, la difusión, la rentabilización- se ha ido al carajo. Se hace más música que nunca pero han desaparecido los controles de calidad y cuesta más detectar la genialidad.
Suele decir que aunque hay que excavar mucho para encontrarla, todavía se hace buena música.
Cuando oigo lo de «ya no se hace música como la de antes», tengo que contenerme para no estallar. Se hacen todas las músicas que existieron en las décadas anteriores, a veces con la misma tecnología de grabación. Lo que deberías confesar es: «Ya no tengo ganas/tiempo/energía para seguir buscando música nueva». Y eso es legítimo: buscar buena música, como buscar buena literatura, no resulta fácil.
¿Veremos alguna época de renacimiento, unos segundos años sesenta?
¡Ya veremos! Cuando vivíamos momentos de esplendor, a veces estábamos tan ocupados que no nos dábamos cuenta cabal de lo que ocurría. De todas formas, es muy posible que las nuevas generaciones estén experimentando su tiempo con el mismo entusiasmo que nosotros en los años 70 o 80. Los que determinan la creatividad de una época son los comentaristas culturales, los creadores de recopilaciones, los autores de documentales…si el Madchester o la Movida no hubieran tenido tantos buenos cronistas, habrían pasado a la historia como otro movimiento más.
Ha conocido y tratado a los grandes creadores y genios de la música contemporánea. ¿Quién ha sido el que más le ha marcado y por qué?
Sí podría decir con quién me lo pasaba mejor, por su inteligencia, su generosidad con el tiempo, su talante de fajador, su predisposición a sacar una guitarra y cantarte algo: Bono, de U2, en los años 80 y 90. Entre los nacionales, por las mismas razones y -más o menos- la misma época, Joaquín Sabina.
¿Y a quién admiraba y ‘se le cayó’ como persona?
Posiblemente, Lou Reed. Le vi mucha crueldad, mucha arrogancia, mucha carencia de humanidad. Todo lo cual no impidió que le sacara grandes entrevistas.
¿Nuevos proyectos a la vista?
A estas alturas, ya te tomas las cosas día a día: sólo planificas lo que harás hoy. Pero sí, estoy preparando un piloto para un programa que podría ir a una de las emisoras musicales de la SER.