La Policía frustra el secuestro virtual de un burgalés en México

P.C.P. / Burgos
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Empleado de una firma de grúas. El trabajador se encontraba en un hotel de San Luis Potosí, cuando los supuestos captores contactaron con su mujer, en España.

El trabajador burgalés regresó ayer a España, vía Bilbao. / jesús javier matías - Foto: Jesús J. Matías

Un trabajador burgalés de una empresa de grúas fue víctima el jueves de un intento de secuestro virtual mientras dormía en un hotel de San Luis Potosí en México, donde se encontraba trabajando desde hace unos meses. Los supuestos captores, a los que nunca llegó a ver, contactaron con su mujer en España y le hicieron creer que le tenían retenido para exigir un rescate, operación que se frustró gracias a la intervención de la Brigada de Policía Judicial del Cuerpo Nacional de Policía de Burgos, que contactó con su colegas en aquel país latinoamericano vía Interpol. Una vez liberado, la firma española para la que trabaja realizó las gestiones necesarias para que embarcara cuando antes de vuelta a España, donde su familia le esperaba ayer por la tarde, según confirmaron fuentes cercanas a la investigación.

Las negociaciones se realizaron el jueves por la mañana en casa de la madre del secuestrado, donde acudió su mujer tras contactar con una abogada y con la Comisaría de Burgos. Desde allí se desplazaron al domicilio 6 funcionarios, que en todo momento asesoraron a la familia sobre los pasos a seguir ante una modalidad delictiva muy poco conocida enEspaña pero repetida a diario en los países latinoamericanos.

El secuestro virtual consiste en hacer creer a la familia de una persona que se le ha retenido contra su voluntad y exigir un rescate, mientras se incomunica a la supuesta víctima para que no pueda ofrecer ningún dato sobre su situación. En el caso del burgalés,  prácticamente hasta el desenlace de la rocambolesca historia no llegó a saber lo que ocurría ni por supuesto a ver a los captores. Su único contacto fue telefónico, si bien creyó hablar con la Policía.

Aunque el caso se ha llevado con el mayor sigilo posible desde la Comisaría de Burgos, la madre de la víctima llamó al programa Hablar por hablar de la Cadena Ser para contar muchos de los detalles de lo sucedido con su hijo y descargar así la tensión vivida por la familia en esas horas.

El joven llevaba varios meses destinado en México, al parecer con base en el estado de Querétano, unos 200 kilómetros al norte de México DF. Desde allí viajaba a otros lugares del país entre semana y dormía en los hoteles.Del miércoles al jueves, según explicaba su madre, hacía noche en San Luis Potosí, capital del estado limítrofe. La Policía sospecha que algún empleado del hotel pensó que se trataba de una persona poderosa económicamente, «y resulta que es un trabajador más», puntualizaba Caridad.

«Estaba en la habitación del hotel solo y le han llamado diciendo no te muevas, que hay muchos narcos... Él se pensaba que estaba hablando con la Policía», porque además le daban una serie de instrucciones sobre cómo actuar. Pero en realidad eran los delincuentes, que querían tenerle neutralizado mientras negociaban con su mujer en España.

«Al poco rato han llamado a mi nuera: ‘Tu marido está secuestrado y queremos dinero’», recordaba Caridad, a cuya casa se trasladó la joven después de telefonear llorando. En apenas media hora, la familia vio como su salón, que «no es muy grande», se convertía en una sala de operaciones digna de cualquier película de acción. La esposa del secuestrado virtual iniciaba las negociaciones bajo la tutela de la Brigada Judicial, que hacía salir a la mayoría de la estancia cuando tocaba el turno de chatear con los delincuentes, evitando así que estos percibieran demasiado ruido en la casa.

Mientras, ganaban tiempo para vía Interpol movilizar a la Policía mexicana que consiguió contactar con el burgalés y darle instrucciones concretas de cómo tenía que actuar. «No abras la puerta, le han dicho. Que se identifiquen. Van a ir dos policías, le dieron los nombres» y, una vez a salvo, los agentes «se hicieron cargo y le acompañaron al aeropuerto», concluía Caridad en su confesión radiofónica.

La madre del trabajador burgalés felicitó a los funcionarios de Comisaría que resolvieron el secuestro, «se han movido cojonudamente bien. Para mí chapó por la Policía», y a la empresa por sus gestiones para agilizar la vuelta a España, en principio prevista para el 11 de octubre. Además, reconoció que su hijo había pasado miedo, no solo el jueves. «El año pasado estuvo en China y vino muy contento pero en México no se atrevía a salir los fines de semana, se quedaba en el hotel». Y fue precisamente allí donde acabó como víctima de un delito, afortunadamente frustrado.