Magníficos novillos de Valdellán

Miguel Ángel Salinas / Salas
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El fallo a espadas de los dos novilleros emborronó la tarde

El cartel del día de San Roque prometía desde que se conoció el programa de la feria de Salas y la ganadería de Valdellán no defraudó, avalada desde hace tiempo por el magnífico resultado que están dando sus toros de casta Santa Coloma. Cuatro novillos llamados Carmelita, Montañés, Pies de Plomo y Extremeño no dejaron indiferentes a ningún aficionado.

La tarde estuvo nublada aunque no amenazó la lluvia, así que la buena entrada y los muchos aficionados de la Peña Taurina de Burgos que se citaron en los tendidos pudieron disfrutar tras corresponder al buen recuerdo que la ganadería les había dejado en ocasiones anteriores.

La pena fue que el resultado no fue lo que debiera de haber sido por el fallo estrepitoso a espadas de los dos diestros, Juan Carlos Benítez y el francés Tibo García, quienes emborronaron lo que debiera de haber sido una gran tarde con el corte de las ocho orejas de los astados.

Benítez estuvo muy voluntarioso toda la tarde aprovechando las magníficas embestidas de sus dos oponentes y luciéndose en banderillas, pero una vez la espada y otra el descabello le restaron todos los puntos para tocar pelo. Por su parte el galo estuvo muy elegante y puesto, además manejó con gusto y soltura a los dos espléndidos novillos que le correspondieron, pero para triunfar hay que matar.

De nuevo, fue una pena que se fueran al desolladero las reses con las orejas sin cortar. Pese a este pobre resultado en trofeos el conjunto de la fiesta (que tuvo su primera jornada el sábado, con otra novillada en esa ocasión de Hermanos Mateos para David Bolsico y Juan Romero Campos) permite la enhorabuena a Fernando, el ganadero, a los empleados entre los que hay un burgalés, Jairo, por su magnífica labor, al Ayuntamiento salense, a ‘Chelis’ y a la comisión por el esfuerzo de montaje que hacen, así como a la presidencia que estuvo en su sitio. La ausencia de orejas que celebrar resultó una lástima, pero aún así merece la pena ir a los toros teniendo en cuenta el resto de factores positivos.