Tal y como estaba previsto en su mandato compartido, acaba de tomar el relevo al hotelero Luis Mata (que ha cumplido los dos años estipulados) al frente de Federación Provincial de Empresarios de Hostelería, una patronal que reúne a más de 400 empresas y que acaba de negociar un convenio sectorial que afecta a más de 6.000 trabajadores en la provincia. Este joven empresario, burgalés de 33 años y que gestiona junto con varios familiares el Coco Restaurante, asegura que recibe el cargo en un momento que considera «bueno» para su sector, pues el turismo se ha posicionado como una industria local estratégica en los últimos años y gana peso e importancia en la economía burgalesa.  

Sin embargo, este año las pernoctaciones descienden en torno al  5%.

Es que el año pasado fue muy bueno y, además, llevamos un tiempo con subidas. Ha bajado un poco, como en el conjunto del país, pero esperemos que siga la tendencia positiva de los últimos años.

¿Dónde puede crecer más el turismo en Burgos?

Todavía tiene recorrido. Creo que tenemos una buena oferta turística. En los últimos años hemos evolucionado mucho y eso se está notando. Vivimos en una ciudad preciosa, limpia, para venir y enseñarla, aunque los que estemos aquí no nos demos cuenta. Nuestra oferta siempre es mejorable y hay que hacer cosas nuevas. Las ideas necesitan años para cuajar, como el Fin de Semana Cidiano, y, sobre todo, atraer a gente de fuera. Acabamos de celebrar la cita de Entre Cucharas y ha sido un éxito, pero entre los burgaleses, no de puertas hacia afuera. Además coincidió con un congreso de 2.200 personas y los hoteles ya estaban llenos, no había habitaciones.

¿Síntoma de poca coordinación?

Siempre es mejorable. El Ayuntamiento puso la fecha...

También ha redactado un borrador de ordenanza de terrazas que no les gusta.

Y que de aplicarse tal y como está diseñada eliminaría un 30% de los contratos que genera en verano esta oferta en los establecimientos del centro histórico de Burgos. Necesitamos llegar a un acuerdo, la ordenanza la han elaborado los técnicos sin contar con los hosteleros. Si se lleva a cabo como la conocemos actualmente va a llevar al cierre de muchos bares pequeños del casco histórico cuyo negocio depende de las terrazas en la calle. Tenemos por delante dos meses y esperamos llegar a un consenso.  

Pero es que las aceras y calles del centro son lo que son.

Por supuesto, los hosteleros somos conscientes de que la gente con movilidad reducida o con problemas visuales tiene que poder desplazarse por cualquier sitio. Pero no queremos que eso nos cueste nuestro trabajo. Tenemos un calendario de reuniones por delante con todos los hosteleros de la zona para que nos detallen la letra pequeña que quieren en la ordenanza  y veremos lo que se puede mejorar para proponérselo al Ayuntamiento.  Lo importante es que una normativa no ahogue a un sector que mueve muchísimos puestos de trabajo y que da una imagen al exterior de la ciudad. Si a los locales de toda la vida les quitas el toldo...

Reconocerá que hay una cierta saturación de oferta hostelera en el centro.

Quizá hemos llegado a ese punto, aunque se siguen abriendo negocios. Toda la ciudad se mueve en torno al centro que, en realidad, se resume a tres calles. Estamos viendo cómo se ha rejuvenecido La Flora, que antes estaba muerta. Además, tenemos un problema gordo para abastecer a estos establecimientos, porque molesta a la gente tanto reparto, pero necesitamos ordenar esta actividad para dar el mejor servicio. A todos nos gusta salir y saber que los bares están abastecidos.

¿Qué les parece el proyecto del  VIII Centenario de la Catedral?

Fantástico y muy importante para la ciudad. Se ha creado una Fundación  que está haciendo las cosas como se tienen que hacer. Su proyección es muy importante. Los hosteleros debemos estar en esta Fundación y aportar nuestra opinión e ideas.

(Entrevista completa en la edición de hoy)