Torrijas del abuelo para endulzar el mes de abril

F.V.R. / Miranda
-

La pastelería Bornachea ha mantenido dos tradiciones, conservar la empresa familiar que ha pasado de hijos a nietos y elaborar verdaderos manjares para Semana Santa

Alberto Bornachea ha recuperado una antigua receta de las torrijas que hacía su abuelo. - Foto: F.V.R.

La Semana Santa es una época de recogimiento, de reuniones familiares y de cocinar platos especiales. Se trata de una fecha en la que también se cumplen con algunos ritos como, por ejemplo, degustar torrijas y hojuelas. Miranda no es la excepción y por ello, nada mejor que acudir a una tienda centenaria para probar ese sabor artesanal que dicen es exquisito. Tanta afición ha en la ciudad a ese bollo hecho a base de pan duro, azúcar, canela y leche que en lugar de elaborarse la primera semana de abril, están disponibles desde los Carnavales.

Así lo explica Alberto Bornachea, que lleva desde que vestía de corto detrás del mostrador y que hace unos quince años decidió que las torrijas se iban a elaborar en su tienda con el sabor de antaño. Recuperó una vieja receta de su abuelo, fundador del comercio, y se abocó a hacer más apetecible un producto que se consume a montones cada día.

«Al principio no las hacía, pero antes del 2000 decidí recuperar la fórmula que usaba mi abuelo... y siento que es una manera de volver a encontrarme con ese sabor», relata Alberto, quien recuerda que las torrijas no hacen más que representar la escasez del pasado, cuando se aprovechaba hasta el último trozo de pan duro, la leche y algo de azúcar para desayunos, postres y meriendas.

«Siempre he creído que es una genialidad, es tan fácil y también tan rica que es lógico que gusten a todo el mundo», admite ¿La diferencia con las recetas antiguas? «Ahora se les echa menos azúcar, con esto de las dietas... y también leche más suave no como la que consumíamos antes que era súper gorda con esas natas que eran mantequilla pura», dice, entre risas. Y es que el producto ha ido ganando calidad porque, entre otros aspectos, se fríe con mejores aceites y más livianos como el de oliva o el de girasol, en lugar de hacerlo con otros de cerdo.

A las seis de la mañana la pastelería ya tiene encendido sus fogones para elaborar unas torrijas que se venden desde febrero hasta el lunes de Pentecostés ¿La receta? «Hay que hacerlo con mucho cariño», dice Alberto, y ha de ser así, porque tiene un cliente que el último día de elaboración compra una cantidad importante y las congela para Navidad.

«Recuperar recetas antiguas, al principio, se menospreciaba, pero al cabo de los años vas viendo que ellos hacían las cosas muy bien y con muchísimos menos recursos, maquinaria y más sacrificio», afirma.

Centenario

La pastelería Bornachea cumplirá 100 años en 2015 su centenario en Miranda y Alberto, el nieto de su fundador, lleva más de tres décadas al frente del negocio familiar. La tienda empezó junto al cine Novedades y luego se trasladó a calle La Estación, 70 años y tres generaciones después todo continúa igual. En aquellos inicios, todo era más rudimentario, era la época de la pos Guerra y el objetivo no era otro que el de hacer bollos y bizcochos sencillos «con azúcar para engañar el estómago», cuenta Alberto.