No todo es entrenar y competir. Un equipo de fútbol, o de cualquier otro deporte, puede también dedicar parte de su tiempo a gestos como el protagonizado ayer por la plantilla del Burgos Club de Fútbol, que prácticamente en su totalidad (solo faltó el canterano Germán Marijuán) acudió al Centro Penitenciario de Burgos para jugar un partidillo amistoso con sus internos.

 

El acto, realizado ya en años anteriores por el club de El Plantío, venía enmarcado dentro de una serie de celebraciones que durante esta semana se van a desarrollar en el centro con motivo de la celebración mañana miércoles de la festividad de Nuestra Señora de las Mercedes, popularmente conocida como la Virgen de la Merced y que es la patrona de Instituciones Penitenciarias.

 

Quesada, Maureta y Beñat, que acabaron el partido del pasado domingo ante el Real Avilés con ligeras sobrecargas musculares, además de los lesionados Aurreko y Dani Guillén, alentaron a sus compañeros desde la banda, ánimos que sin duda necesitaron para acabar ganando al equipo que hacía las veces de local por un apretado marcador de 3-2. 

 

Jorge Sáez, Carralero y Moke y Andrés, al alimón, anotaron los goles del Burgos, tantos que fueron solo la anécdota de lo que realmente perseguía el partido en sí. Para muchos de los jugadores del equipo blanquinegro era su primera experiencia en una prisión y sin duda, según su técnico, Fede Castaños, sacaron una lectura muy positiva de ella.  

 

«Míster, fíchenos». El entrenador burgalés está convencido de que actos de este tipo, además de ayudar a los propios internos a sobrellevar mejor su vida dentro del centro penitenciario, también son positivos para sus jugadores.

 

«Experiencias como esta le vienen bien a todo el mundo. Ver cómo lo pasan otras personas, mucho peor que nosotros, hace que te des cuenta de que muchas veces nuestros problemas son solo tonterías», relata Castaños.

 

El técnico del Burgos cree además que su plantilla puede salir reforzada mentalmente de lo que de forma aparente puede parecer como una prueba un tanto amarga. «A nivel de mentalidad esto viene también muy bien para que los jugadores no dramaticen con los fallos que podamos cometer y no se presionen tanto. Ganar o perder un partido no tiene muchas veces la trascendencia que nosotros le damos. Hay cosas mucho más importantes».

 

Por último, Fede Castaños alabó la calidad de varios de los internos del centro penitenciario de Burgos. «Muchos de ellos se notaba que habían jugado al fútbol en distintos equipos. ‘¡Míster, fíchenos’!, me decían. La verdad es que lo hemos pasado muy bien».