DGT y Guardia Civil se interesan por las etiquetas y pulseras de Siempre Contigo

H. J. / Burgos
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Los responsables locales de Tráfico ya conocen los dispositivos de identificación que pueden ayudar en caso de accidente desarrollados por dos emprendedores locales

Las pulseras y etiquetas identificativas de Siempre Contigo, empresa creada por dos emprendedores burgaleses, han llegado a oídos de la Dirección General de Tráfico y de la Guardia Civil. Pensadas para ayudar a identificar y asistir a una persona accidentada a través de un teléfono móvil, los dispositivos han llamado la atención de los responsables provinciales de ambos organismos.

Se trata de una primera toma de contacto a nivel local que podría extenderse al ámbito regional o incluso nacional en las próximas semanas y que supone una inyección de moral para Óscar Gil y Rubén Pérez, los ‘padres’ de Siempre Contigo. Demuestra al menos que su idea puede tener recorrido, permite darle una mayor difusión y contribuye a que, por ejemplo, los agentes de la Benemérita sepan que pueden recurrir a la información de la pulsera y/o la etiqueta en caso de toparse con una persona accidentada cuyo estado impide comunicarse.

Tanto el brazalete como la pegatina contienen información que en ese momento puede ser muy valiosa. Además de una identificación del accidentado, permite acceder a sus personas de contacto o su historial médico, todo ello previamente configurado por el portador.

El método de lectura es tan sencillo como acercar el móvil a la pulsera o pegatina. No vale cualquier celular, pues debe ser uno dotado con tecnología NFC (una suerte de evolución del Bluetooth), pero este sistema está cada vez más implantado y los nuevos modelos ya lo tienen incorporado en su gran mayoría. La ventaja respecto a otros mecanismos similares que ya existían en el mercado es que no necesita ninguna aplicación instalada en el smartphone, ni en el del portador ni en el del lector. Hay que tocar suavemente con el teléfono manteniéndolo en contacto con el chip y eso le dota al método de una notable seguridad para que los datos personales no pueda ser leída a distancia por cualquiera sino solo por quien verdaderamente lo necesita.

Gil y Pérez explican que la pulsera es capaz de aportar unos datos mínimos, incluso sin cobertura, porque incorpora en su interior una pequeña memoria y puede ser de gran ayuda para las personas mayores, deportistas e incluso niños (el paradigmático caso de los que se pierden en las playas).

La pegatina, por su parte, es más cómoda de llevar, se adhiere a determinados tejidos y sobre todo está pensada para llevarse en el casco de ciclistas y motoristas. Ambas están a la venta: el brazalete cuesta 39 euros y la etiqueta 9.