Una fundación asume la gestión de Sagrada Familia para evitar su cierre

R.L. / Miranda
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La elevada edad de las cinco monjas de la Congregación y la falta de nuevas vocaciones motiva el cambio. El centro, que abrió en el año 1924, continuará siendo concertado

Tras las vacaciones de verano, el colegio ya ha retomado su actividad y la semana que viene comienzan las clases. - Foto: R.L.

Desde esta semana, la congregación de la Sagrada Familia de Villefranche ya no es la titular del colegio situado en la calle Francisco Cantera. El control administrativo ha pasado a la Fundación Educere, integrada en Escuelas Católicas. Las razones de este cambio hay que buscarlas en la avanzada edad de las cinco únicas religiosas de la Congregación que siguen residiendo en Miranda. Llegaron a vivir en el colegio hasta 50 a la vez, pero ahora, las pocas que quedan están jubiladas, son mayores y tampoco  han llegado nuevas incorporaciones para tomar el relevo. «A nivel de la Congregación llevaban ya unos años buscando una solución de futuro, porque ellas lo que no querían era cerrar los centros. Querían que continuaran abiertos y la mejor solución para todos es esta», explica la directora del centro, María del Carmen Arresti.

El curso que comienza la semana que viene (el día 10 empezarán los alumnos de Infantil y Primaria y el 17 los de Secundaria) será el primero bajo esta nueva fórmula, aunque las familias no apreciarán apenas diferencias con respecto a años anteriores. El colegio seguirá siendo concertado y, por lo tanto, gratuito. «Solo puede haber algún cambio con respecto a la gestión, pero solo lo notaremos los que estamos en plantilla», añade Arresti. El personal docente, formado por 43 personas, seguirá siendo el mismo y tampoco cambiará ni el nombre, ni el estilo educativo o la filosofía del colegio,  abierto en Miranda desde el año 1924.

La fundación Educere se encarga precisamente de «ayudar a aquellas congregaciones religiosas que por envejecimiento y falta de vocaciones no pueden sostener las obras educacionales que tienen». Al llevar también el control administrativo de otros siete centros de la zona norte del país es probable que, a futuro, se puedan hacer intercambios o actividades que hasta ahora no se han hecho. «Al final la unión hace la fuerza, y al formar parte de un colectivo más grande se pueden convocar más actividades», añaden desde la dirección.

Alcázar ya dio el paso

El de Miranda no es el único colegio de la Congregación que ha tenido que dar este paso para poder sobrevivir. El de Alcázar de San Juan (Ciudad Real) lleva varios años bajo la gestión de una fundación similar, y es que la falta de nuevas vocaciones es un problema que afecta sobre todo a las congregaciones más pequeñas, como la de Sagrada Familia. «Las pocas vocaciones que hay están fuera de España, en hispanoamérica, y también hay casas en Filipinas, China, Líbano o Egipto. Allí tienen sus colegios, hospitales y comedores infantiles para niños huérfanos y no tiene sentido que las saques de su entorno».

111 años en Miranda

Se pone fin a una amplia trayectoria de gestión directa por parte de la Congregación, cuyo vínculo con Miranda se extiende desde 1903. Fue entonces cuando tres religiosas llegaron a la ciudad con el propósito de dedicarse a la educación y la enseñanza de niñas y adolescentes. Gracias a la ayuda de los  padres de los Sagrados Corazones alquilaron una pequeña casa en la calle San Francisco, donde habilitaron una escuela. Pronto se les quedó pequeña y compraron una casa mayor en la calle Carretas, que tampoco era capaz de acoger a todas las alumnas. No tardaron en plantearse construir un colegio. En 1905 compraron los terrenos del actual colegio al señor Velasco, aunque por falta de medios económicos, las obras se postergaron hasta 1923. Un año después abría el primer edificio con 300 alumnas, y treinta años más tarde, en 1956, se ampliaba otro ala. El cambio en la gestión no afectará tampoco a la titularidad de los inmuebles, que seguirán siendo propiedad de la Congregación.