La detección del cáncer de próstata cae de 60 a 40 años

G.G.U.
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El jefe de Urología del HUBU dará esta tarde una charla sobre tumores específicos de los hombres. «Están aumentando», dice

El servicio de Urología del HUBU diagnostica cada año 120 tumores nuevos de próstata y alrededor de una docena de testículo. Son los dos tumores específicos de los hombres y, aunque hay diferencias en el perfil tipo de los pacientes, en una cosa hay coincidencia:ambos son más frecuentes cada año, si bien es cierto que en proporciones distintas. «El de próstata está aumentando terriblemente y no solo eso, si antes se detectaba en varones de entre 60 y 70 años, ahora lo vemos en hombres de cuarenta y tantos», apunta el responsable de Urología en Burgos, Emilio Gutiérrez, matizando que en esta circunstancia influyen varios factores: la posibilidad de que ahora haya más tumores o que se detecten antes gracias a la tecnología y a la prevención.

De esto último, «de la autoprotección que debemos tener los hombres», hablará esta tarde Gutiérrez en el colegio Maristas (18.30 horas), en una charla en la que compartirá protagonismo con el jefe de Psiquiatría en el HUBU, Jesús de la Gándara, dado que el acto forma parte del programa de Movember en Burgos. Una campaña que, para quienes todavía no lo sepan, nació en Australia en 2003 de forma casual, pero enseguida se internacionalizó y transformó en una fundación legal que recauda fondos para tumores de próstata (el segundo cáncer más común en los varones de todo el mundo) y testiculares, salud mental, así como acciones de promoción de la actividad física, dado que el sedentarismo es otra de las grandes ‘dolencias’ de este siglo. Y de ahí que su nombre se haya formado de la unión de las palabras inglesas to move, moverse, y november, por el mes en el que se desarrolla.

En este sentido, Gutiérrez fue categórico al afirmar que, igual que las mujeres acuden a exploraciones ginecológicas periódicas, los hombres han de acudir al urólogo para hacerse «un estudio completo». Con periodicidad anual a partir de los 45 o 50 años y en los casos en los que hay antecedentes familiares, antes, a partir de los 40. «Se ha hablado de factores ambientales, del cadmio, del colesterol... No hay nada demostrado. Lo que sí se sabe es que los varones que tienen parientes directos con cáncer de próstata, tienen más predisposición a desarrollarlo», dice. El punto de inflexión en la detección del cáncer de próstata fue la aparición de la prueba de PSA (antígeno prostático específico), pero Gutiérrez tampoco oculta que no se puede limitar toda la prevención a ese resultado. «El estudio anual debe consistir en PSA, pero también en el tacto rectal, que es fundamental y no sé por qué se le tiene tanto pánico, cuando no es nada»,  señala el experto. Por último, el examen puede completarse con ecografía y, en este punto, sí cree que la periodicidad puede ser algo más larga.

supervivencia. El jefe de Urología destaca que, aunque es cierto que ahora se tratan más tumores de próstata que hace diez años, también la tasa de supervivencia se ha incrementado. «Cogido precozmente y con tratamiento efectivo, la tasa es muy alta. E incluso en los casos avanzados, ahora tenemos muchas opciones terapéuticas», dice Gutiérrez, matizando que en el último lustro se ha producido un desarrollo muy importante de las quimioterapias, radioterapias, hormonaterapias, entre otras opciones. «Ahora, se intenta convertir el cáncer de próstata en enfermedad crónica, en algo con lo que se puede convivir», señala.

Un aspecto en el que sí hay diferencia con el cáncer de testículo, que se presenta en personas jóvenes, de entre 30 y 40 años, y en el que la tasa de supervivencia es alta, pero también la de curación. «Ronda el 90%», señala, añadiendo que «incluso en casos en los que había metástasis». Es decir, en esta patología es más frecuente que el cáncer desaparezca y el paciente pueda olvidarse del tratamiento.

Y aunque lo más habitual es que se detecte por la aparición de un bulto indoloro en el escroto, otras veces en las que apenas da síntomas. De ahí que Gutiérrez subraye la importancia de la autoexploración. «Lo hacen poco, porque a lo que no duele no se le da importancia. Pero eso está cambiando y cada vez hay más gente que viene al notarse algo. No suele ser nada importante, pero hacen muy bien en venir», concluye.