El tapón del norte

H.J. | Burgos
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Los tramos entre Burgos y Vitoria se siguen retrasando y la complejidad orográfica hace temer que tardarán muchos años en acabar unas obras que ni siquiera han empezado y llevan dos años y medio en proyecto

Paisaje nevado del ferrocarril a su paso por Pancorbo, uno de los puntos críticos en el trazado hacia el País Vasco. - Foto: Alberto Rodrigo

La continuación de la alta velocidad hacia el norte de España, un tramo imprescindible para dar sentido al famoso corredor ferroviario atlántico de transportes, amenaza con convertirse en un serio problema. El trazado entre Valladolid y Burgos tiene su fecha de finalización establecida en el año 2015, al menos de forma teórica. La ‘Y’ vasca podría estar lista en 2016. Y mientras tanto el Burgos-Vitoria sigue sin fecha e incumpliendo los plazos previstos.

Los tramos en los que se subdivide el recorrido están en fase de redacción de proyecto desde hace más de dos años. Tendrían que estar listos, pero se han retrasado y nada se sabe de una próxima salida a concurso de las obras, lo que verdaderamente importa a la hora de contabilizar los plazos.

Los proyectos que todavía se siguen elaborando fueron adjudicados entre el verano y finales de 2009 con un tiempo de ejecución de 12 meses, por lo que en teoría están completados y en manos del Ministerio de Fomento. Sin embargo, algunos de ellos han tenido que ser revisados, modificados, ampliados o recortados, y esta es una de las razones para la demora generalizada.

Es el caso, por ejemplo, del tramo entre Castil de Peones y Briviesca. Allí, cuestiones medioambientales han obligado a contemplar un segundo túnel que se sumará a los ya previstos para salvar La Brújula o el desfiladero de Pancorbo, los dos puntos más complicados desde el punto de vista de la orografía.

Pero además, y sobre todo, es la situación económica la que se cierne sobre los proyectos. El anterior Gobierno anunció que antes de que terminara la legislatura estaría en obras todo el trazado de Burgos a Vitoria, pero aquello fue antes de que las cuentas se desmoronaran. Aunque el AVE se ha mantenido como una prioridad política, todas las posibles obras entre Valladolid, Burgos y Vitoria figuran con una partida de 80 millones en los presupuestos del próximo año, una cifra que se antoja insuficiente si se quiere acometer la continuación hacia el norte.

Cuando el Ministerio de Fomento anunció el famoso ‘tijeretazo’ del verano de 2010 Comisiones Obreras calculó que la alta velocidad no llegaría a Miranda de Ebro hasta el año 2020. Quizás no iba muy desencaminada.

Desde la terminal Rosa de Lima de la capital burgalesa son casi 100 kilómetros hasta la integración del ferrocarril en Vitoria. Incluyen una nueva estación en Miranda de Ebro adaptada para la alta velocidad (la de Burgos ya se construyó con los parámetros necesarios) y su indefinición está empezando a causar inquietud en el País Vasco.

Durante años Euskadi se preocupó de ejecutar su ‘Y’ que conecta a las tres capitales de otras tantas provincias y que está suponiendo un enorme esfuerzo económico y paisajístico (se topó incluso con rechazo por parte de la izquierda abertzale por este motivo). Sus previsiones pasan por tener la línea lista dentro de cuatro años. El Gobierno Vasco, que se ocupa del ramal hacia Guipúzcoa, sostiene que podrá hacerlo. Algunos tramos del ramal vizcaíno que depende del Ministerio de Fomento, como los de Atxondo-Abadiño y los alrededores de Elorrio, van más retrasados, ni siquiera han salido a licitación y son los que hacen temer por el conjunto.

Pero también se han dado cuenta de que una isla de alta velocidad no tiene ningún sentido. Sin prolongación hacia Francia (el gobierno de París tampoco avanza en las Landas), y hacia la meseta atravesando la provincia de Burgos, el AVE se convertiría en una especie de cercanías gran lujo.

Al igual que está ocurriendo ahora con el tramo Madrid-Valladolid, habrá trenes mixtos capaces de circular por los dos tipos de vía que aprovecharán la infraestructura a medida que se vaya construyendo, pero lo que todo el mundo espera es que la línea esté al completo y que sea realidad lo que aun parece poco más que un sueño: Burgos-Madrid, en hora y media. Bilbao-Madrid, en dos horas y media.