«Habrá plazas más amplias y más porticadas pero acogedoras como la de Briviesca, pocas»

M.J.F.
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José Sagredo nos enseña su ciudad Briviesca

Sagredo posa en la Plaza Mayor, el centro neurálgico de la «bien trazada». / fotos: m.j.f. - Foto: M.J.F.

Es un briviescano de los que viven fuera pero siempre están aportando algo a su patria chica. ha Intervenido activamente en asuntos importantes para la capital burebana y además es autor de sus principales guías turísticas. Dice que los cuatro ejes de «la bien trazada» aún están vigentes.

Recorrer Briviesca de la mano del profesor José Sagredo, que ha escrito varias guías sobre la ciudad, es una experiencia muy enriquecedora para quienes busquen arte, historia y patrimonio. Él mismo elige comenzar la ruta en La Plaza Mayor donde los briviescanos han dado los primeros pasos, han correteado de jovencitos, han aprendido a bailar, a hablar y a cantar escuchando el himno en las fiestas de agosto. «Habrá plazas más amplias y más porticadas pero acogedoras como ésta habrá pocas», afirma.

Del espacio más céntrico de Briviesca, Sagredo dice que «tiene sombra, bancos, agua, música y a ella se asoman los elementos que estructuran la vida de un pueblo: el Ayuntamiento, la iglesia y el comercio». En este punto, aprovecha  para hablar de «la bien trazada», una etiqueta ligada a Briviesca desde hace siglos. Según explica,  la primera referencia la hizo un historiador portugués en el siglo XVII y siguiendo con tintes históricos Sagredo apunta que el siglo XIV fue crucial para la localidad porque de esa fecha data su actual ubicación.

De lo queda de «la bien trazada», Sagredo apunta que los cuatro ejes fundamentales siguen vigentes pero afirma que se han ido deteriorando. «No se ha hecho nada por la puesta en valor del centro histórico y poco por la propia conservación de lo que había; en materia de urbanismo ha faltado una visión global de la ciudad y tanto la antigua Delegación de Vivienda en el caso del Ferial como Patrimonio, a quienes  poco tiene que agradecerles Briviesca, han cambiado demasiadas veces de criterio como en la interrupción de Los Baños-Las Cortes e incluso en la anchura de uno de los ejes originarios como es el caso de la calle Las Cortes», apunta. Asimismo, añade que las decisiones de estos organismos han sido «demasiado lentas o entorpecedoras y a veces  contradictorias». Además, Sagredo se lamenta de que la crisis haya dejado tantos solares vacíos en el centro histórico. Pero no todo es negativo. El profesor aplaude el resultado de la peatonalización del centro  y señala que ha convertido a las plazas Mayor, Santa María y Casilda en espacios más acogedores.

La siguiente parada en la ruta por la ciudad es la colegiata de Santa María que según explica, «nace cuando Briviesca se traslada de la altura al llano y por eso la virgen que la preside es una talla gótica del siglo XIV». Sagredo destaca su monumentalidad y habla de «una cierta desidia» con el templo atribuible a la Junta y a aquellos párrocos que «durante años no han tenido el coraje de solicitar la colaboración del propio pueblo». No obstante, añade que esta situación ha sido «felizmente superada» porque la colegiata ya está en obras.

Tras pasar por este monumento, el profesor propone detenerse en el Parque de La Taconera porque ahí se levantaba la muralla sur. «Al desaparecer las murallas, todo el recinto histórico quedó rodeado de jardines y básicamente por plátanos», señala. Precisamente en este punto, aprovecha para destacar que en los últimos años se ha avanzado mucho en Briviesca en ampliar los espacios verdes como la ribera del Oca, La Isla, La Magdalena, La Epitafia o el mirador del Monte de Los Pinos.

La siguiente parada es el Parque de La Florida y, concretamente, la escultura dedicada al Príncipe de Asturias. José Sagredo fue el coordinador de la visita de Don Felipe a Briviesca en 1988 con motivo de la clausura del VI Centenario de las Cortes de Briviesca que presidió el rey  Juan I. «Fue un día hermosisímo, de esos que da gusto contar», manifiesta. El profesor sugiere al Ayuntamiento que adecente el monumento y que incluya su visita dentro en el recorrido turístico oficial por Briviesca. 

 

Santa Clara. La quinta y última parada en la ruta es el Monasterio de  Santa Clara, sin uso religioso desde 2005 pero que sigue siendo el mayor valor monumental de Briviesca. Sagredo resalta que la iglesia conventual atesora un valioso retablo renacentista,  contemporáneo de El Escorial. «De ahí que Camón Aznar lo califique como equivalente en escultura a lo que El Escorial es en arquitectura, el escorial de los retablos», apunta. Sagredo resalta la armonía del conjunto, la fuerza miguelangelesca de sus  figuras así como su perfección formal y subraya que se trata de «una auténtica página teológica y mariana».

El profesor considera que el conjunto monumental debería revertir al Ayuntamiento para garantizar que no se especula con él y confiesa que tiene «grandes dudas» de que  la comunidad religiosa Iesu communio, con sede en La Aguilera (Burgos), sea realmente su propietaria. «En todo caso, el Monasterio de Santa Clara de Briviesca no puede ser moneda de cambio de nada» afirma. Según explica, «Doña Mencía lo levantó y lo donó como convento de madres Clarisas para que residieran en Briviesca».

En síntesis, Sagredo asegura que Briviesca merece una visita por su historia, su monumentalidad, su amplia condición  de ciudad jardín, su exquisita gastronomía  y por ser una localidad esencialmente festiva.  «Conozco a más gente que ha estado en alguna de las fiestas de Briviesca que los que no», apunta. Entre las citas destacadas se encuentran La Tabera, La Feria de los Novios, las fiestas de agosto y las ferias de Santiago y San Mateo, «en las que  la capital burebana se muestra particularmente generosa: paella en La Tabera, almendras y claveles en San José, chocolate, sopa de ajo, carne de novillo… en las fiestas patronales», agrega.

Por otra parte, una de los privilegios de Briviesca, según Sagredo, es su proximidad a ciudades como Bilbao, Vitoria, Burgos, Logroño o Santander que la convierten en un buen destino para hacer una escapada. «Y tampoco hay que olvidar que Briviesca es capital de una comarca muy bien definida», concluye Sagredo.