La producción de energía eólica se triplica en la provincia desde 2006

R. Travesi / Burgos
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Los más de 1.300 aerogeneradores en territorio burgalés aportaron en el año 2011 un total de 3.100 gigavatios hora, el 36% del conjunto de la Comunidad Autonóma, y se acerca a los 3.747 de la central nuclear de Garoña

Burgos es una potencia energética. Y no solo por la central nuclear de Garoña sino también por los molinos de viento. La energía eólica ha cambiado el paisaje de la provincia, con la proliferación de parques diseminados por el territorio, y ha incrementado de forma exponencial la producción de electricidad. Tanto que entre 2006 y 2011, su rendimiento casi se ha triplicado, al pasar de 1.291 gigavatios hora (GWh) a los 3.100 gigavatios. Un aumento del 61% que ha tenido su impacto en la economía burgalesa.

Esta misma semana, la empresa Nuclenor, propietaria de Garoña, hacía público que la central nuclear radicada en el Valle de Tobalina había producido un total de 3.774 gigavatios durante el año pasado, que equivalía al 30% del consumo eléctrico de Castilla y León. Además, supone el 9% de la producción eólica española.

La energía impulsada por el viento en la provincia gana terreno en el sector y está a la cabeza en la producción en la Comunidad Autónoma, lo que a su vez permite que la región sea líder nacional con una quinta parte del total. No en vano, de los 8.500 gigavatios de la Comunidad, el 36% correspondió en 2010 a Burgos. Un porcentaje que se reduce al 6% cuando hablamos de la producción bruta de energía eléctrica de los aerogeneradores en toda España.

Hay dos factores que permiten que Burgos lidere esta lista. Por un lado, el considerable aumento de la capacidad productiva (potencia instalada) y por otro, el favorable comportamiento del viento.

En la actualidad, hay 67 parques eólicos en la provincia, que cuentan con 1.314 aerogeneradores. Además, según la Asociación de Promotores de Energía Eólica de Castilla y León (Apecyl), se construyen otros tres como son los de El Gallo (Villaquirán de los Infantes, Villaldemiro, Tamarón y Los Balbases) y La Zarzuela (Los Balbases, Castrojeriz y Vallegera) con tecnología Vestas y que tienen una potencia de 49.400 y 41.800 kilovatios, respectivamente. A estos dos, se suma otro pequeño parque en Merindad de Río Ubierna con un aerogenerador, de 850 kilovatios. También, hay 17 parques eólicos en Burgos que tienen autorización administrativa, aunque no ha comenzado su construcción.

Las estadísticas energéticas de Castilla y León, con todos los datos cerrados de 2010 del Ente Regional de la Energía (EREN), recogen que la producción bruta de energía eléctrica en la provincia fue de 7.700 gigavatios hora. En ese año, que no habrá variado mucho en 2011, la práctica totalidad de esa energía (6.500 GWh) se obtuvo de la suma de nuclear y eólica. La solar es residual en Burgos, con apenas 28 gigavatios hora, muy lejos de otras provincias como Valladolid y Zamora. Le siguen en importancia, la energía hidráulica (114) y, sobre todo, la térmica (979). El incremento de la producción eléctrica de las centrales térmicas en 2011 se debió al Real Decreto de Ayudas al Carbón, que obligaba a las compañías a quemar un porcentaje del mineral nacional.

Le sigue Salamanca

Es decir, que la provincia burgalesa no solo lideraba en 2010 la producción de energía nuclear (al ser Garoña la única instalación de estas características en la Comunidad), sino también la eólica y la térmica. Todo ello, permite que Burgos produzca el 28% de toda la energía eléctrica que se genera en Castilla y León. Solo Salamanca, con un 26% y con mucho peso en la hidráulica gracias a la central de Aldeadávila en el Río Duero, logra hacer sombra a la provincia burgalesa.

Otras energías renovables como la fotovoltaica y la termosolar cuentan con una mayor implantación en las regiones del sur de España, donde las condiciones meteorológicas son más propicias.

El incremento de la producción de energía eólica en la provincia de Burgos ha sido constante desde 2006. Si en ese año, los molinos lograron generar 1.291 gigavatios; en 2007, fueron 1.500 y en 2008, 1.800. El mayor salto tuvo lugar en 2009 cuando se alcanzaron los 2.500. La subida fue menor en 2010 (hasta los 2.700) y subió, otra vez, el año pasado (con 3.100 GWh).

Son cantidades importantes, sobre todo si tenemos en cuenta que un hogar promedio consume 363 kilovatios hora al mes, unos 4362 kWh al año.

Otra cosa será lo que ocurra a partir de este año después de la decisión del Gobierno de suspender temporalmente los incentivos económicos de las nuevas instalaciones del régimen especial (renovables, cogeneración y residuos). El ministro de Industria, José Manuel Soria, justificó en enero esta medida por los necesarios ajustes y la política de austeridad. No en vano, recordó que las primas que deberá acometer este año el Ejecutivo central ascenderán a los 7.200 millones de euros, de los que un 70% serán para energías renovables. Unas ayudas que repercuten en los peajes que pagan los consumidores por la electricidad.

Un panorama que se complica en Castilla y León después de que la Junta anunciara el canon medioambiental que grava la actividad de las renovables. Apecyl calcula que supondrá un coste de 6.000 euros por megavatio pese a que es un sector no contaminante. No en vano, hablamos de una energía limpia, que reduce las emisiones de dióxido de carbono (CO2) ya que su funcionamiento no conlleva el consumo de combustibles fósiles como son el gas o el carbón. Es un tipo de energía que aporta beneficios no solo económicos sino también como la lucha contra el cambio climático, sin olvidar que gana peso en el sector.

Tecnología en auge

El Observatorio de WWF de febrero pasado recogía el récord histórico de la energía eólica en España, al cubrir el 19% de la demanda del mix eléctrico peninsular. Se situaba, entonces, como la tercera tecnología del sistema, aunque todavía detrás de la nuclear (21%) y del carbón (22%), pese a generar una producción de 4.884 gigavatios la hora (GWh). Le siguen en importancia, a nivel nacional, las centrales de ciclo combinado de gas natural (15%).

De forma puntual, los aerogeneradores logran picos gracias a la acción del viento. Fue el caso, por ejemplo, del 6 de noviembre del año pasado cuando la Red Eléctrica Española (REE) batió el récord de contribución al conjunto con un 60%. Significó que la mayor parte de la energía eléctrica consumida en una parte de esa noche fue producida por la energía eólica.