Un proyecto de corazón hecho con la cabeza

I.L.H. / Burgos
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Hace 8 años un viaje de placer para ver gorilas en Uganda llevó a 4 burgaleses a involucrarse en un proyecto local y crear la ONGKisoro, con el nombre del pueblo donde actúan

Ana Díez y Ángel Bermejo acaban de regresar de Kisoro. Su estancia les ha permitido comprobar que la escuela funciona.

Unas vacaciones por las montañas de Virunga con el pretexto de ver gorilas ha vinculado para siempre Burgos con Kisoro, un pequeño poblado de Uganda en la frontera con la República Democrática del Congo y Ruanda. Camino de aquellos montes que en 2006 llevaría a cuatro burgaleses a conocer al Gorila de Montaña, una especie en peligro de extinción de la que daba cuenta Dian Fossey en la que se inspira la película Gorilas en la niebla, decidieron detenerse en Kisoro, una parada táctica antes de emprender la incursión en la montaña. De aquel paréntesis en un pueblo de vegetación exuberante y escasez de recursos surgió un compromiso que, 8 años después, es un pequeño gran proyecto de cooperación y desarrollo que está dando sus frutos y aún quiere crecer más.

«El proyecto Kisoro DCI es un proyecto de corazón, pero hecho con mucha, mucha cabeza», sostiene Ana Díez, miembro de la ONG y uno de los cuatro viajeros que iniciaron esta andadura. Solo así, con perspectiva y perseverancia, se entiende que en apenas ocho años hayan conseguido materializar tantas ideas y hacer que los proyectos puedan autogestionarse: «Nuestro objetivo no es solo construir, sino lograr la autofinanciación. De esta forma será rentable y serán ‘libres’», asegura Díez, recalcando la necesidad de que sean ellos, los habitantes de Kisoro, quienes puedan gestionar su futuro sin depender de nadie.

Todo empezó con una conversación en la que, hablando de lo divino y de lo humano, pero sobre todo de esto último, un joven ugandés trasladó a los cuatro turistas burgaleses su intención de crear un orfanato para dar cobijo a los niños y niñas huérfanos de la zona. Sonia, Juan, Ana y Ángel se comprometieron a ayudarles... y, al llegar a España, no olvidaron su promesa. Una vez en Burgos se plantearon qué podían hacer desde aquí, crearon la ONGKisoroy la maquinaria comenzó a dar sus frutos -con el apoyo de amigos, familiares e instituciones como el Ayuntamiento- en forma de ideas, proyectos, propuestas y dinero.

«Ellos tenían claro que su prioridad era la educación de los más pequeños. Con ello esperan poder salir de la pobreza, al tener mayor enfoque de la vida y otras opciones de crecimiento», añade Díez. Con la aportación humana de la contraparte ugandesa, constituidos en la ONG KOMPO -algo asó como Organización de Kisoro para la Gente Marginada- que dirige Alex Nambajimana, empezaron apadrinando niños y niñas para financiar su escolarización. A la par, hicieron las gestiones necesarias para comprar un terreno e iniciar la construcción de lo que, a día de hoy, conforma la escuela de Primaria God’s Miracle con capacidad para 115 chavales de entre 2 y 12 años. En el colegio desayunan, asisten a clase, comen y juegan en horario ininterrumpido atendidos por 9 profesores, 2 cocineros y 2 guardas. El paso siguiente será construir los dormitorios.

Mientras, con unos 60.000 euros recaudados en estos 8 años, han creado una cooperativa de mujeres, han comprado una furgoneta para los desplazamientos de la escuela y para promover un proyecto de turismo responsable en la zona y, dada la situación de indignidad en la que vive una cercana población de pigmeos, preparan un programa de ayuda enfocado a los más pequeños.