Irresponsabilidad

@jorgealopez18
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Es totalmente legítimo pedir la dimisión de la directiva y un cambio de proyecto, pero no a costa de condicionar el futuro inmediato del club

Mal futuro se le presagia al Burgos Club de Fútbol. La situación se ha enrarecido hasta un punto de no retorno en el que lo mejor que puede esperarse es que la temporada concluya con el equipo en una posición cómoda y unas elecciones en junio permitan la presentación de varias candidaturas, con proyectos diversos, que proporcionen a los socios la opción de elegir y recuperar la ilusión.

Los acontecimientos que han rodeado al club en los últimos seis meses son lo suficientemente importantes como para darse cuenta de que la continuidad de los actuales mandatarios al frente de la institución es insostenible. Su labor económica, más allá de consideraciones sobre asumir más o menos riesgos, podría catalogarse de brillante, y si hoy en día el primer equipo compite, con mayor o menor acierto, en Segunda B es porque Juan Carlos Barriocanal cogió el toro por los cuernos la noche del 31 de julio de 2008, cuando el club se moría con una deuda gigantesca y condenado a un descenso administrativo a Regional. No hay que rendir eterna pleitesía al presidente por aquella acción, pero tampoco conviene olvidarla.

El hecho es que la gestión económica no admite mucha discusión. Sí la deportiva, por supuesto. Aunque año a año se aumenta la partida presupuestaria, no se acaba de dar el salto definitivo para luchar por el ascenso. Y tan pronto se apuesta por tener la figura de un secretario técnico como se deja todo en manos de un entrenador. Esto acrecentado por el hecho de que, justo el año en el que se apuesta por la continuidad, el técnico da la espantada con el equipo a medio hacer. Una situación que ha condicionado de forma notable al sucesor: Paco Fernández se ha encontrado, por ejemplo, con dos posiciones 'cerradas' (portero y lateral derecho) en la que se ha visto obligado a tirar con lo que había, le guste o no.

Hasta ahí, creo, estamos todos de acuerdo. La situación deportiva admite mil y una críticas. Igual que también se merece de vez en cuando un tirón de orejas la afición, que a pesar del importante descenso en el precio de los abonos, no ha respondido de la manera adecuada. Pero, volviendo a la directiva, es injusto, irresponsable y totalmente fuera de lugar pasarle la factura de la situación deportiva condicionando el futuro económico inmediato del club.

Una Asamblea General Ordinaria no es, dicho con todo el respeto, una reunión de vecinos en la que, por 'joder' al vecino del segundo que 'te toca los huevos' al sacudir el felpudo te niegas a aprobar una derrama para taparle las goteras de la fachada. Aquí estamos hablando de la viabilidad de un proyecto, y es necesario ser consciente de qué consecuencias tienen los votos. Si elevas la papeleta del NO, algo totalmente respetable, debes saber que eso puede conllevar que el club se vea obligado a devolver las subvenciones del ejercicio 2015/16 (152.000 euros) y ponga en entredicho la concesión de nuevas ayudas para la temporada en curso (161.000). Hacer gracietas afirmando que el tesorero argumenta eso para evitar que las cuentas no salgan adelante demuestran que, efectivamente, mejor te hubieras quedado en casa, amigo. E incluso, antes de eso, no aprobar el acta de la asamblea anterior, en la que por supuesto no estuviste, demuestra una inteligencia muy por debajo de lo común.

La directiva, que perdió los estribos en más de una ocasión como demostraron los micrófonos de Cultural Cordón, no daba crédito a lo que estaba viviendo. Debe reflexionar, meditar y tomar una decisión que, personalmente, me parece clara: convocatoria de elecciones, estando en su total derecho y legitimidad para presentarse nuevamente y confiando en que existan unas alternativas que hasta el momento jamás han llegado a existir en tres mandatos.

Pero, por desgracia, no es esto lo más inmediato. Ahora la labor más importante que Barriocanal, González, Coca y compañía tienen por delante es enderezar el rumbo del Burgos. Dar una vuelta a los estatutos para encontrar la forma de salvar las cuentas y no verse abocados a un incremento notable en el déficit de la pasada temporada y comprometer el presupuesto de la actual. Y todo esto con el riesgo de que la situación empuje aún más hacia el fondo del pozo al equipo. Entre todos lo están matando y él solito morirá.