El inicio de partido fue esperanzador. Los azulones aguantaban los embates visitantes y se iban con ventaja al final del primer cuarto. En el segundo, la primera unidad de los de Vidorreta fue muy superior a la segunda burgalesa y los taronja dieron la vuelta al marcador para irse al descanso cinco arriba tras un arreones de los titulares de San Pablo. En el tercer parcial todo parecía torcerse. Valencia apretó el acelerador y de la mano de un excelso San Emeterio abrió una brecha que parecía definitiva. San Pablo sacó carácter e intentó volver a meterse en el partido y llegó a soñar con una remontada imposible. Sin embargo volvió a surgir la calidad valenciana. La enorme calidad de Erick Green, con canastas imposibles, acabó sentenciando el partido