Con la salida de Cristiano hacia la Juventus por 105 millones de euros, el luso pone fin a una etapa de nueve años como jugador blanco en los que siempre ha tenido sus más y sus menos con la afición del Bernabéu, con la que nunca ha terminado de conectar, a pesar de haberse convertido en el máximo goleador de la Historia del club y haber conseguido cuatro Champions con los de Chamartín. Sus 'encontronazos' con los hinchas, sus desplantes a la prensa, más sus problemas con Hacienda, han terminado de declinar la balanza de un jugador que no estaba satisfecho con su salario, ni con el trato recibido por el club.
El encuentro de ida cuartos de final de la Liga de Campeones en Turín, donde Cristiano anotó un gol de chilena, fue la gota que colmó el vaso para decidir que su futuro estaba en el club transalpino, ya que el luso recibió una sonora ovación de todo el estadio rival.