Flores para la luz naval

S. Rioseras / Aranda
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Una delegación japonesa realizó ayer una ofrenda a la estatua de Diego Arias de Miranda, primer europeo en recibir la condecoración de 'El sol naciente' • La Casa de Cultura acogió una demostración del arte floral Ikebana

Los asistentes guardaron un minuto de silencio ligeramente inclinados siguiendo la tradición japonesa en señal de respeto. - Foto: S.R.

 
No era hombre de mar, pero nacido y criado a orillas del Duero, su relación con el agua fue fundamental para pasar a la historia. No en vano, fue nombrado ministro de Marina en 1910 durante el reinado de Alfonso XIII. Pero además, Diego Arias de Miranda logró ensanchar el puente del río para construir todas las carreteras del distrito como director general de Obras Públicas en 1888 y suministrar de agua a la zona. 
La iniciativa de Arias permitió inaugurar en 1906 el canal de la Reina Victoria Eugenia, que hizo posible el riego de más de 3.500 hectáreas en la comarca, y la creación de la colonia ‘La Enebrada’, que convirtió en propietarios a 40 jornaleros de escasos recursos. 
Sus logros sobrepasaron los límites de la Ribera del Duero, pues además de sus cargos y de ostentar el título de hijo predilecto y alcalde de Aranda en 1868, fue el primer europeo en recibir el cordón de la orden de ‘El sol naciente’ en 1907. Una distinción cuya importancia recordó ayer una delegación japonesa que realizó una ofrenda al monumento que se erigió en los jardines de Don Diego.
Aprovechando su presencia con motivo de la realización de una exposición sobre el arte floral japonés conocido como Ikebana en la Casa de Cultura, quisieron homenajear a este ilustre personajes arandino.
«Es una condecoración muy importante que entrega el Gobierno de Japón. Las últimas han sido para ministros de EEUU. No la recibe cualquiera», aseguró el representante de la empresa que impartió los talleres, Hiroyuki Hirahashi. «Cuando se le entregó era ministro de marina y ayudó a los gobernantes después de la revolución», añadió, tras reconocer que no se conocía mucho más al respecto.
Uno de los familiares de Arias que estuvo presente durante el homenaje, Antonio Díez, explicó que se le hizo entrega de ‘El sol naciente’ en una época muy convulsa. «Parece ser que se le concedió por el apoyo y la cooperación a nivel de asesoramiento naval que realizó en la armada japonesa».
Entre risas comenta su parentesco con Arias: «Era el padre de la tía abuela de mi madre», dice, y cuenta que no ha podido corroborar sus sospechas porque no consta en ningún registro japonés. «Pero estamos en ello», comenta. 
Lo que sí conservan a buen recaudo es la distinción en sí. «La guardamos en la casa familiar ubicada en la plaza del Trigo, donde nació en 1843». Díez describe cómo se compone de dos medallas más una extra a modo de broche. «Son preciosas. Una especie de botones traslúcidos de color rojo en forma de sol con unas marcas a modo de aureola que imita los rayos hechos en plata». Junto a ella, también custodian el papel que certifica su entrega, donde tampoco se especifica el motivo de dicho reconocimiento.
Mientras se desvela el misterio, Díez se congratula de que, 86 años después de la muerte de Arias, su figura perdure y logre unir dos culturas tan distantes.