Empezó a estudiar las redes sociales hace ya ocho años, cuando apenas se conocían. Pero hoy la realidad es que quien no forma parte de ellas, casi está fuera de la realidad, de lo que se ‘cuece’. Prueba de ello es que Adolfo Sánchez, doctor en Psicología y especialista en redes sociales, asegura, que más del 95% de los jóvenes de entre 18 y 19 años las usan. ¿Ytienen un efecto positivo o negativo?En opinión de este docente, «pese a que muchos piensan que nos aíslan, recientes investigaciones a nivel internacional y un estudio universitario en el que estoy trabajando, desvelan que para los niños más tímidos tienen un efecto muy positivo». Y lo explica en el hecho de que les ayuda a reforzar en su casa esas relaciones, algo que no podrían hacer en muchos casos a nivel presencial. Pero además, añade que todos los perfiles profesionales están cambiando y que incluso algunos desaparecerán y las empresas a la hora de buscar personal, muchas ya lo hacen, van a exigir que se conozcan y se sepan usar las tecnologías. Por ello, no duda en recomendar su uso:«Creo que es imprescindible a partir de los 16 años. Ytambién considero que se debería dar una formación al respecto en los colegios. Es una necesidad y es el mundo que nos toca vivir. Los adolescentes deben conocer peligros y ventajas». Yañade para quienes son poco partidarios de ello:«La vida offline también tiene peligros y oportunidades».
Igualmente es partidario de que participen de las posibilidades de este mundo los mayores. «No sólo existe Facebook, que quizá es más lúdica. Tenemos también Linkedin, donde podemos colgar nuestro currículo y tener los contactos a nivel local y global».
¿Ycuál debe ser el papel de los padres?Sánchez explica que cuando le preguntan al respecto siempre insta a los padres a que hablen con sus hijos y actúen como cuando llevan a sus pequeños al parque. «Debes enseñar al niño a relacionarse con otras personas. En las redes sociales también cabe el consejo de que con los desconocidos no se habla. Por tanto, la parte más importante es educar en la responsabilidad. Lo que no funciona es educar en las prohibiciones».
¿Yrespecto a las fotos?Opina que hay que ser conscientes de los peligros actuales y futuros que pueden conllevar algunas imágenes. «Por un lado, las que podríamos llamar picantes. Por otro, deben pensar que cuando accedan a un puesto de trabajo, puede haber fotos suyas que les perjudiquen».
Cambiando de tema, y respecto a cuál es su visión sobre los jóvenes de hoy día, subraya que «por suerte, todas las generaciones son diferentes». En este sentido, resalta su educación en valores y de respeto por la ecología. Igualmente destaca que están «tremendamente formados», así como su conocimiento de los medios tecnológicos. Lo peor -dice- es la pérdida de talento que estamos sufriendo.
Por lo que respecta la relación alumno-profesor y si considera que estos últimos han perdido autoridad, apunta que «el profesor no ha perdido el respeto;el respeto hay que ganárselo. Lo que pasa es que antes en muchos casos los alumnos estaban callados y ahora tienen una serie de estructuras a su alcance que les permiten expresarse. Pero en mi opinión, el pensamiento crítico nunca es perjudicial».
También valora las situaciones de mobbing: «Siempre se han dado, pero es cierto que ahora tienen un efecto muy grave dentro de las redes sociales, de ahí que insisto en la importancia de que se eduque sobre ello en las aulas».
Finalmente, desde su amplia experiencia como docente universitario, tiene claros cuáles deben los retos de la universidad española y reclama «cambios desde arriba, desde el ministerio, que establezca políticas claras en I+D». En segundo término, demanda también que se evite la endogamia. «En este sentido, las universidades online aportan un valor añadido al mundo universitario, que es el poder llegar a ciertas poblaciones que hasta ahora no podían acceder a él o no tenían esa posibilidad».
Asimismo reclama un mayor equilibrio entre teoría y práctica. «En la Universidad Isabel I tenemos un modelo pedagógico que exige iniciar todas las unidades didácticas con un caso práctico», apunta como ejemplo.
PAPEL DE MEDIADOR. Sánchez, que acaba de ser nombrado Defensor del Universitario del centro Isabel Ide Castilla, asegura que su papel principal será el de «mediador, recoger quejas y solicitudes». Para ello, asegura que el primer contacto con los alumnos será vía e-mail. «Después, posiblemente habrá que seguir distintos procedimientos por teléfono y en algún caso quizá será preciso un contacto presencial». En todo caso, recuerda que antes que a mí, el alumno debe saber que tiene otras vías a las que dirigirse:su profesor, su director y su decano. «El objetivo final es que el sistema funcione y mejorar la calidad».
Entre los asuntos sobre los que cree que más le tocará mediar son las discrepancias por las notas. «De hecho, las quejas que ya he tratado dentro de mi facultad son sobre este tema». Pero también hay ya quien demanda que se incremente el nivel de exigencia.