Los problemas y dificultades que entraña el desarrollo del medio rural centraron buena parte del discurso del presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, durante la clausura del III Curso Prensa y Poder organizado por el Colegio San Gabriel. También dedicó gran parte de su intervención a analizar las «potencialidades» que ofrecen estos entornos. Se atrevió, incluso, a asegurar que «el futuro de la Comunidad es el futuro del medio rural».
Una afirmación que avaló, principalmente, con un dato: «La actividad agraria, que engloba la agricultura, la ganadería y la agroindustria, supone el 11% del PIB -Producto Interior Bruto- en Castilla y León», sostuvo. Un porcentaje que repitió para hablar de la tasa de empleo, pues «el 11% de los ocupados de la Región están en el campo, que genera 100.000 puestos de trabajo».
Datos, a su juicio, suficientemente alentadores como para «perder los complejos» y alardear del «liderazgo agroalimentario». Una superioridad que, dijo, se refleja en las posiciones que ocupa la producción de la Comunidad a nivel nacional: «Estamos a la cabeza de España en bovino y ovino, leche y quesos», comentó. «Y somos los segundos en carne de porcino», añadió. No olvidó referirse al sector vitivinícola que, «gracias a la Denominación de Origen Ribera de Duero, ha logrado exportar de forma intensa este producto hasta alcanzar cotas de mercado del 22% con 70.000 hectáreas de viñedos», comentó.
«Debemos sentirnos orgullosos», sostuvo, y adelantó que, en este sentido, su legislatura tendrá un «aire de continuidad, pero no continuista», aclaró. Una política que «apostará por un futuro con más actividad, más calidad de vida y más ordenación, atendiendo a las exigencias sociales», garantizó. Peticiones ciudadanas que se concentran, esencialmente, en la prestación de servicios, «que deben ofrecerse atendiendo a las características del territorio». Peculiaridades en las que incluyó la dispersión y la baja densidad de los núcleos de población y la tasa de envejecimiento.
PRESTAR SERVICIOS
«En cada kilómetro cuadrado de la Comunidad viven 27 habitantes. El 50% de la población reside en 15 municipios y un cuarto de los habitantes totales, lo hacen en poblaciones de menos de 1.000 habitantes», enumeró. «Pero todos son ciudadanos de primera», reivindicó. Motivo por el que, subrayó, el Gobierno regional se esfuerza en cubrir sus necesidades. En este sentido aludió al ámbito sanitario que alabó por disponer de una buena red de centros ambulatorios y médicos rurales que evitan largos desplazamientos a los pacientes. Pero, claro, todo cuesta dinero. Y en Castilla y León, debido a las características de la comunidad, un poco más. «La atención médica a los mayores cuesta siete veces más que la de los jóvenes», dijo, tras incidir en la dificultad que a veces entraña explicar estas variaciones de costes en los «despachos de Madrid», tratando de desmarcarse, una vez más, de las políticas generales del PP.
Herrera habló de sanidad, pero no mencionó nada acerca de si se dedicará o no una partida presupuestaria para redactar el proyecto del hospital comarcal que desde hace años reclaman los más de 70.000 pacientes de la Ribera del Duero y municipios de Soria y Segovia que dependen del Santos Reyes. Tampoco hubo ocasión de que los asistentes o los profesionales de los medios de comunicación le preguntasen al respecto, pues fue la única intervención del curso en la que no se permitió hacer preguntas.
En cambio, sí hizo hincapié en la valía de alcaldes y concejales de pequeños municipios, «que no deben cargar con lo que han hecho otros en instancias superiores», para invitarles a agruparse entre ellos a la hora de prestar servicios. Pero, eso sí, «sin perder su autonomía», subrayó, alejándose de las pretensiones de «otros partidos» a los que no citó.
Tras reivindicar la importancia del medio rural como un entorno «indispensable» para el país, Herrera dirigió sus palabras a los más jóvenes de la sala.
JÓVENES
Concretamente a esas «4.000 personas que a lo largo de al última legislatura se han incorporado al campo». Pero, sobretodo, a esas 5.000 que pretende que se sumen a las actividades agrarias a lo largo de los próximo años como contempla el proyecto Agrohorizonte 2020. «Tiene el objetivo de modernizar el campo, aumentar la extensión, mejorar las explotaciones, apostar por la concentración parcelaria y luchar por el equilibrio para que haya justicia en la distribución de precios».
Metas importantes que, sin embargo, relegó a un segundo plano, pues «lo más importantes son las personas». En esa línea se pronunció respecto a la necesidad de rejuvenecer el sector y la importancia «económica y social» de incorporar a la mujer al medio rural. Factores indispensables para seguir potenciando la «ruralidad» que ha marcado la historia de Castilla y León. «Y algunos, como yo, nos hemos empeñado en que esa trayectoria también forme parte del futuro de unos campos de excelencia, pero con personas», sentenció Herrea.