Lara, cuna de la trufa

B. Antón / Quintanalara
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El público, que recorrió los distintos stand, disfrutó de un show-cooking y degustó platos trufados, respaldando con su presencia en Quintanalara esta iniciativa con la que se quiere potenciar el cultivo de la trufa y su utilidad en la cocina

Miguel Cobo, chef del restaurante El Vallés, elaboró un huevo poché con torreznos, morcilla de Burgos, crema de patata, foie, y cómo no, trufa de Lara. - Foto: Azúa

Si el éxito de un acontecimiento se mide por la asistencia de público y por la satisfacción de éste, el de la I Feria de la Trufa Negra de Burgos, que durante este fin de semana se celebra en Quintanalara, ha sido rotundo. Y más, teniendo en cuenta que se trata de una población pequeña, con escasos medios, y que sin embargo ha sido capaz de organizar un gran evento con el que se pretende potenciar el cultivo de este hongo y fomentar su uso gastronómico. 
Desde las once de la mañana de ayer quedaron abiertas las puertas del espacio expositivo, en el catorce empresas relacionadas con el mundo de la truficultura mostraban sus trabajos y productos. La mayoría de ellas estaban relacionadas con ingeniería ambiental, plantación de árboles truferos, venta de plantas y semillas o con asesoramiento técnico, y a sus stand se acercaban los asistentes para consultar dudas, entre ellas, cuánto es el tiempo que transcurre desde que se planta un árbol hasta que la tierra empieza a dar el fruto. «Aproximadamente ocho años», respondían desde los expositores, que no escatimaban en explicaciones para saciar la curiosidad del público. 
Además de empresas vinculadas con el cultivo, también había otras dedicadas al tratamiento del agua, libros sobre naturaleza, productos alimentarios de hongos edulis, quesos artesanos trufados y cómo no, también estaban los destinados a la venta de la estrella de la feria, la trufa negra, que se encuentra en plena campaña de recogida y cuyo olor y propiedades quedaron claras para los muchos que recorrieron esta feria durante la jornada de ayer. 
«Es un órdago para Quintanalara poder hacer una feria como esta con tan pocos medios. Aquí, históricamente, truficultores foráneos han recogido la trufa negra. Hace ocho años vimos la posibilidad de llevar a cabo una plantación, que ya está dando sus frutos, y pensamos que era el momento de organizar la primera feria sobre este hongo en la provincia», señaló durante la inauguración Rubén Heras, alcalde de Quintanalara e impulsor de este evento. «Con esta feria queremos poner en valor la trufa, pero también nuestros terrenos, que son potencialmente muy buenos para su cultivo. El sector trufero puede ser muy importante y potente para Burgos», señaló Heras, acompañado de Ramiro Ibáñez, diputado de zona; Jesús Barrio, en representación de la Asociación para el Desarrollo de Tierra de Lara, también organizadora de esta especial feria; y Carlos García-Güemes, del servicio territorial de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León. 
Ramiro Ibáñez destacó la apuesta decidida y valiente por los recursos endógenos que supone esta feria y recordó que la provincia de Burgos es la mayor productora de setas y hongos de toda la comunidad. «Hay que aprovechar los recursos para ponerlos en valor y generar riqueza. Ojalá esta feria cumpla más ediciones», añadió. Por su parte, Carlos García-Güemes, también felicitó a Heras por su arrojo por organizar estas jornadas y explicó, que aunque en Burgos la producción de trufa negra es muy moderada, su potencialidad es enorme. 
 
Miguel Cobo en la cocina. Vincular la trufa negra con la gastronomía es otro de los objetivos de esta primera feria, y de ello hizo toda una demostración el chef Miguel Cobo en un show-cooking presentado por Gerardo de Mateo y que fue muy seguido por el público. Entre risas, confesiones y pequeños trucos en los fogones, el cocinero del restaurante El Vallés de Briviesca elaboró un huevo poché con torreznos, morcilla de Burgos, crema de patata, foie, y como no, trufa de Quintanalara. Rubén Heras, como alcalde, tuvo el honor de ser el primero en probar el plato. Luego llegaron las fotos con el televisivo chef. 
La gastronomía siguió presente durante toda la jornada gracias a la degustación de las diferentes tapas y pinchos, como consomé trufado, pasión de trufa y nata sobre pluma de chon y huevo de codorniz trufado y también a la elaboración de estas que hicieron por la tarde los alumnos de cocina del Centro Concertado María Madre Politecnos. También durante la tarde se desarrollaron una serie de ponencias técnicas. 
La I Feria de Trufa Negra de Burgos estará también hoy abierta de 11 a 16 horas e igualmente se podrán degustar pinchos y tapas elaborados con este hongo. Lo que finalmente estaba programado y no se llevará a cabo es la exhibición de recogida de trufas con perro, debido a que las fincas tienen aún una buena capa de nieve. Parte del éxito de esta iniciativa también se debe a los voluntarios que han trabajado en la preparación y en el desarrollo de esta feria. 
 
A 600 euros el kilo. Entre el 80 y el 90% de la producción de trufa negra de España se exporta a Francia y Alemania, por ello que su precio lo marque el mercado francés. Aunque varíe cada semana, el precio de la trufa negra, tuber melanosporum, era ayer en Quintanalara de 600 euros el kilo, es decir, algo más de 34 euros una pieza de 58 gramos, eso sí, hablando siempre de la trufa perteneciente a la categoría extra, porque el precio también varía en función de otros muchos factores, como la calidad y la categoría de la pieza. «Este tipo de ferias son importantes porque ayudan a que se cree una cultura de la trufa. Se exporta la mayoría, y por decirlo de una manera, es como que se va parte de nuestra riqueza», explican desde Viveros Encitruf, que señalan que el cultivo de este hongo ayuda a fijar población y que tiene potencial para atraer al turismo gastronómico. 
En cuanto a su degustación, desde esta empresa soriana sugieren comerla en láminas, sobre pan tostado, con un chorrito de aceite y unas escamas de sal. «Eso para quien le guste el sabor intenso, pero además, la trufa es capaz de potenciar muchísimo a alimentos básicos como el arroz, el pan y loe huevos. Y si se sabe utilizar, no es tan cara».