El aumento del 45% de farolas obliga a recortar iluminación en toda la ciudad

A.R. / Burgos
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Se ha pasado de los 23.395 que había contabilizados en 2007 a 34.099, según los datos del Área de Ingeniería Industrial del Ayuntamiento. El incremento se debe sobre todo al desarrollo de nuevos sectores y urbanizaciones

La calle Francisco de Enzinas, en Fuentecillas, con solo una acera encendida. - Foto: Valdivielso

Se ha actuado en toda la ciudad, de forma uniforme, independientemente de su situación. Éste es el mensaje que lanzan desde el Servicio de Ingeniería Industrial del Ayuntamiento a propósito de cómo se ha actuado en los últimos años para ahorrar en el coste que supone el alumbrado de la ciudad. Junto a ello, cabe tener en cuenta que en los últimos años los puntos de alumbrado han seguido creciendo debido fundamentalmente al desarrollo de nuevos sectores y urbanizaciones. Así, y según datos municipales, mientras en el ejercicio 2007 había contabilizados 23.395 puntos de alumbrado, actualmente se alcanzan los 34.099. Es decir, el incremento en  ese periodo ha sido del 45 por ciento.  

En este sentido, el concejal de Fomento y vicealcalde, Ángel Ibáñez, deja claro que las zonas afectadas abarcan desde  zonas industriales (polígono de Villalonquéjar o polígono de Gamonal) a zonas residenciales (San Pedro y San Felices y sectores como el S-3 y S-4) y todo tipo de calles, desde la avenida de Reyes Católicos o el barrio de Cellophane a la avenida de Casa la Vega o San Pedro de la Fuente. Asimismo se han adoptado medidas en zonas ajardinadas como el parque de La Isla o El Parral, zonas deportivas (canchas polideportivas, campos de tierra de fútbol...),  viales importantes (bulevar y calle Vitoria) o incluso en barrios cercanos como Castañares, Villímar, Villagonzalo Arenas o Cortes.

Respecto a las medidas de ahorro concretas que se han desarrollado, explica que ha habido casos donde el margen de maniobra era «enorme» en zonas muy amplias como ha sido el caso de la avenida Valentín Niño o la de los Príncipes de Asturias. «En ambas zonas, incluso después de hacer una reducción drástica, los niveles siguen estando por encima de la media», asegura. «Pero no se toman más medidas porque ello conlleva un coste elevado. Y es que hay que tener en cuenta que prácticamente todo lo que se ha hecho ha supuesto sólo mano de obra, que está cubierta por el contrato de mantenimiento», añade.

Por otro lado, ha habido otras zonas donde el margen también ha sido muy grande, pero se ha concentrado en puntos concretos. Es el caso del polígono de Villalonquéjar IV.  Se ha actuado en casi todos los viales, de forma muy importante en algunos puntos como la calle de Laredo y calle Condado de Treviño, pero hay algunos que se han apagado de forma completa debido a que la actividad es inexistente como sucede por ejemplo en la calle Valle de Losa.

gran impacto. En otras zonas de la ciudad el impacto ha sido importante, pero no porque hubiese un margen de maniobra excesivamente alto sino porque el número de puntos de iluminación afectados ha sido muy elevado. Ejemplos de este caso son los barrios de Parralillos o Fuentecillas.

En otros lugares se ha producido una reducción que obedece no tanto a una disminución neta de los niveles de iluminación sino a una «reconsideración de las zonas que deben estar provistas de alumbrado público». Es el caso de las actuaciones implantadas en las márgenes del Río Vena o en La Quinta y Fuentes Blancas.

reorganizar horarios. Por otro lado, y respecto a la reorganización de horarios que se ha ido ajustando, cabe destacar dos tipos de medidas. En primer lugar, se han programado apagados parciales en algunas zonas, de forma que la reducción drástica se hace a partir de una determinada hora, en torno a las 23 horas. Esto ha ocurrido en calles como Caleruega,  la avenida del Arlanzón, la avenida de Reyes Católicos o la calle Vitoria.

En segundo lugar, también se ha realizado una «reprogramación de todos los centros de mando» para adelantar el apagado y retrasar el encendido.

Pese a todas estas medidas de recorte y austeridad, el hecho de que los puntos de alumbrado no dejen de crecer en consonancia con el desarrollo urbanístico de la ciudad, unido a la imparable y progresiva subida de la luz, hacen que el consumo final que se plasma en la factura no baje. Eso sí, se ha conseguido ahorrar proporcionalmente con respecto a lo que se gastaba hace años, tal y como ya ha publicado este periódico en más de una ocasión.