El ser o no ser de las pedanías

H. Jiménez / Burgos
-

55 entidades locales no han presentado a tiempo las cuentas de 2013 y teóricamente se arriesgan a su desaparición. Unas alegan desconocimiento y falta de medios, en otros casos se trata de dejadez

Acceso a la entidad local menor de Olmosalbos, perteneciente al municipio de Revillarruz, que solo tiene 14 habitantes censados y figura entre las que no han presentado las cuentas. - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Olmosalbos tiene 14 habitantes censados y en invierno viven muchos menos. Su alcaldesa pedánea, María Jesús Palacios, cuenta que se presentó al cargo «para que no quedaran las listas desiertas, por defender un poco lo nuestro», y ni siquiera era consciente de que ha sido una de las 55 pedanías de la provincia que no ha presentado a tiempo las cuentas de 2013. «Esas cosas las lleva la secretaria», se justifica. En teoría, si se cumple a rajatabla la ley, la entidad local se arriesga a su disolución.
El 8,5% de las entidades locales menores burgalesas no ha entregado la documentación requerida por la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local, publicada en diciembre de 2013 y que dio un año de plazo. Según los datos recogidos en la web del Consejo de Cuentas de Castilla yLeón, hoy en día todavía falta más de medio centenar de entidades de Burgos por hacerlo y por tanto han incurrido «en causa de disolución». La cuestión es que nadie sabe muy bien cómo se procederá ahora.
Por el momento la Junta no ha admitido la moratoria que le han pedido desde numerosos ámbitos, entre ellos la propia Diputación Provincial, pero en pleno periodo preelectoral nadie se cree que la administración regional se vaya a enfrascar ahora en un asunto con tantos condicionantes emocionales.
Algunas pedanías, como el caso de la mencionada Olmosalbos, conservan un número tan mínimo de habitantes que su gestión podría ser asumida por los ayuntamientos a los que pertenecen, en ese caso a Revillarruz. Su alcalde, José Luis Martínez, admite que «en algún momento nos lo hemos planteado, hemos debatido si compensa mantener pedanías tan pequeñas (a su ayuntamiento pertenece también Humienta, pero es de mayor tamaño), aunque no hemos llegado nunca a ninguna conclusión». La alcaldesa pedánea reconoce también que alguna vez se les ha pasado por la cabeza si merece la pena sobrevivir de forma ‘independiente’: «Depende del alcalde de turno y del interés que muestre por nosotros. Pero ahora estamos contentos», explica.
Sobre las razones que han llevado a las pedanías incumplidoras a serlo los alcaldes consultados apuntan, por un lado, a las dificultades de gestión que encuentran quienes carecen de preparación y tiempo específico para ello, no tienen conocimientos de contabilidad y están en el cargo de alcaldes pedáneos de forma vocacional. 
Por otro está el atasco de trabajo al que en muchas ocasiones se enfrentan los secretarios de los ayuntamientos pequeños e incluso las dificultades técnicas para la presentación telemática de documentos en poblaciones que no tienen acceso a internet o falla en demasiadas ocasiones.
Pero desde otros ámbitos se sugiere la falta de interés de las entidades locales a las que en realidad no les importaría demasiado ser absorbidas por el municipio de rango superior. 
 
«En la Diputación lo ven todo muy fácil». No es el caso de Paúles del Agua, pedanía de Avellanosa de Muñó, que sigue figurando entre las incumplidoras pero que pretende acabar cumpliendo. Su alcalde, Antonio Saiz, reconoce que «éramos conscientes de que teníamos que presentar las cuentas pero no de qué manera», al mismo tiempo que lamenta: «Desde la Diputación lo ven todo muy fácil».
Saiz es agricultor y ganadero, trabaja en Paúles pero no vive allí, «y hay que buscarse la vida para hacer estos trámites. Los vamos a hacer, el caso es cuándo y cómo». Este alcalde pedáneo no tiene miedo a la posible absorción de su pueblo (en la misma situación están las otras entidades locales menores de Avellanosa: Torrecitores del Enebral y Pinedillo) y destaca que «en los pueblos pequeños nos falta capacidad», por lo que tendrán que recurrir a una empresa «que nos cobraría unos 1.000 euros a las tres pedanías».
Las dificultades técnicas a las que se enfrentan los responsables municipales de los pueblos pequeños las corrobora Álvaro Gredilla, de la asesoría financiera burgalesa Afide que han ayudado a varias juntas vecinales a la presentación de las cuentas. «La mayoría lleva un papeleo de andar por casa, sin facturas, con tickets de gastos que no sirven, y no son conscientes de la obligación de mantener al día la contabilidad aunque en realidad tendrían que mentalizarse de que son como cualquier empresa», apunta Gredilla.
La secretaria de otra localidad, que prefiere no ser identificada, expresa su lamento por las exigencias a las que se somete a los pueblos. «Quienes conciben estas cosas no son conscientes de los verdaderos problemas del mundo rural, de que nos tendríamos que dedicar en exclusiva a la contabilidad». 
Juan Carlos Díez, presidente de la Federación Independiente de Entidades Locales y alcalde pedaéno de Virtus, subraya el esfuerzo que han hecho algunos pueblos y confía en que la Junta sepa valorar el alto grado de cumplimiento que ha demostrado la gran mayoría.
De nuevo la secretaria anónima comenta que la presentación de las cuentas de cada año «es un requisito excesivo para este tipo de pueblos» y está convencida de que los propios alcaldes pedáneos «no se han creído la amenaza de desaparición: «¿Qué significa eso en un sitio en el que viven 4 personas o realmente no vive nadie?».
Ese es el múltiple dilema al que se enfrentan las pedanías que no han cumplido. Saber qué pasará con ellas, qué consecuencias tendrá y, más allá de todo eso, si realmente será bueno o malo para ellas un hipotético cambio administrativo.