El pulso entre el frente secesionista catalán y el Estado continúa. Ayer, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, aseguró que su región «está a punto y preparada» para construir una Hacienda propia en mayúsculas, ya que cuenta con las ideas, el talento, el conocimiento y las personas necesarias».

«No perdimos el tiempo -en 2013 encargó el trabajo a un comité de expertos-, se ha hecho mucho trabajo y ahora tenemos no sólo una gran oportunidad por delante, sino también una gran necesidad por parte de los 7,5 millones de ciudadanos de Cataluña», sostuvo el líder convergente.

«Sin el control de tu propia Hacienda, aunque sea en un marco cooperativo europeo como queremos, no hay autogobierno, y sin autogobierno no hay proyecto propio de país», aseveró el barcelonés, que proclamó que es el intento más serio que se ha hecho en los últimos tres siglos.

El president hizo una retrospectiva de los últimos 30 años y se remontó al Estatut de 1979, cuando Cataluña cometió el error de no apostar por la Hacienda propia: «Es mejor decirlo con todas las palabras. Lo que en aquel momento se consideró un tema secundario, fue un error muy grande, y no solo atribuible a la actitud del Estado, que ha conllevado consecuencias muy graves».

También tuvo tiempo Mas de recordar los avances logrados con el Gobierno de Zapatero, siendo esta cuestión uno de los «grandes caballos de batalla» en las negociaciones, si bien logró que se considerara a su comunidad como una nación.

La respuesta del Ejecutivo central no tardó en llegar. Así, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, advirtió al president que «está dando pasos a ninguna parte» porque todas las medidas que pueda tomar hacia el independentismo «no van a prosperar».

A su juicio, lo que mejor hubiera hecho el dirigente secesionista sería «gobernar para la Generalitat y ayudar a crecer y crear empleo». «Pero lo que está creando es una división profunda en la sociedad catalana. Yo haría una reflexión sobre hacia dónde va, que creo que a ninguna parte porque son medidas que no van a prosperar», insistió.

En la misma línea se pronunció el ministro del Interior, Jorge Fernández, que aseguró que ni Mas ni el líder de ERC, Oriol Junqueras, van a conseguir que los catalanes dejen de ser españoles, al tiempo que subrayó que una eventual declaración unilateral de independencia tendrá «valor político y jurídico nulo». Muy incisivo se mostró el vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Casado, que afirmó que «no va haber una Agencia Tributaria en Cataluña por mucho que lo cacaree».