60 familias se beneficiarán de una huerta ecológica en el centro

I.L.H. / Burgos
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Miembros de la Fundación Alter y Promoción Solidaria alquilan un terreno a las monjas trinitarias para crear grupos de consumo de soberanía alimentaria. La iniciativa suministrará cestas de verduras a los socios a partir de septiembre

Rafa Martínez es una de las caras visibles del proyecto. Esta tarde, en el salón de Cajacírculo de San Pedro y San Felices, lo explica en una charla. - Foto: Ángel Ayala

Un terreno que no se usaba, unas familias en paro y un proyecto de soberanía alimentaria, una iniciativa de cultivo ecológico que evita a  los intermediarios y potencia el consumo cercano.La unión de esas tres circunstancias ha dado vida a la Huerta Molinillo, un invernadero de 1.500 metros cuadrados que acaban de levantar en el terreno alquilado a las monjas trinitarias -junto al colegio Círculo Católico- y del que esperan recolectar frutas y verduras para alimentar a 60 familias.

La Fundación Alter y la asociación Promoción Solidaria han puesto en marcha el proyecto al que pone cara Rafa Martínez, miembro de ambas agrupaciones, contratado para dirigir la iniciativa y concienciado con el concepto de soberanía alimentaria, cultivo ecológico y grupos de consumo: «Vamos a devolverle el uso que tuvo la finca y que las monjas ya no podían otorgarle. Plantaremos cebollas, zanahorias, tomates, puerros, calabazas, patatas, guisantes, judías, pimientos, calabacines, coles, habas... con la idea de que sea accesible y asequible para los socios de la iniciativa», apunta.

La intención es suministrar cestas de verduras para los abonados con la idea de que puedan retirar un lote por semana a un precio razonable. No se trata de una tienda ni de una huerta a la que acudir a comprar; solo pueden retirar las cestas aquellos que sean socios del proyecto y se comprometan a adquirir las verduras por un periodo de un año: «Lo que se busca es vincular el producto con el consumidor y hacer responsables a los consumidores de lo que comen, sin intermediarios. El planteamiento es el de soberanía alimentaria, que  está en contra de las empresas transnacionales que comercializan con alimentos, que los productos no tengan que recorrer cientos de kilómetros provocando miseria en los países de origen para que nos lleguen... Es volver a vincular al agricultor con el consumidor», añade mientras recuerda la frase de Gustavo Duch: «Mucha gente pequeña, en muchos lugares pequeños, cultivarán pequeños huertos… que alimentarán al mundo».

La huerta se ha diseñado con bancales, para que cada usuario pueda pasear entre las siembras de manera intuitiva, con riego por aspersión y goteo, y con una apertura cenital automatizada del invernadero. Para el abono usan estiércol de un pastor del Monasterio de Rodilla y para el calendario han contado con la colaboración de Íñigo Hernani, propietario de explotación agrícola La Montañuela en el Valle de Tobalina.

De los entresijos de esta experiencia, Rafa Martínez ofrece esta tarde una charla en el salón de Cajacírculo en la calle San Pedro y San Felices (19:30 horas).