La última del Sinaia

R. Pérez Barredo / Burgos
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Tres días después de que se cumpliera el 75 aniversario de su llegada a México fallecía en Burgos Dionisia Moreno, la última superviviente burgalesa del pasaje del Sinaia, el barco más simbólico del exilio español

Dionisia Moreno, en una imagen de archivo tomada en 2005, muestra una foto en la que aparece con su marido, el diputado burgalés Moisés Barrio, durante su exilio en México. - Foto: Jorge Citores

Aunque Dionisia perdió en los últimos años todo recuerdo, durante décadas su memoria no dejó de evocar aquel capítulo tan especial de su vida, aquella aventura que fue, también, un pequeño gran episodio de la reciente historia de España. Dionisia falleció el pasado mes de junio; el mismo mes en el que, 75 años atrás, llegó del brazo de su marido al puerto mexicano de Veracruz a bordo del Sinaia, uno de los buques que salieron de Europa cargados con refugiados españoles rumbo al exilio. Esta mujer, viuda de Moisés Barrio, diputado de Izquierda Republicana, era la última superviviente burgalesa de aquella epopeya marítima, la última pasajera del buque más simbólico del destierro español: el ‘barco de los intelectuales’, bautizado así por haber transportado a personalidades -políticos, filósofos, escritores, poetas, músicos, médicos, ingenieros, catedráticos- que posteriormente desarrollaron una importante labor profesional en México, su país de acogida.

A bordo del Sinaia, que zarpó del puerto francés de Sète, viajaron 1.600 españoles (307 familias compuestas por 953 varones, 393 mujeres y el resto niños menores de 15 años) que llegaron al puerto azteca de Veracruz en junio de 1939 atraídos por la generosa oferta del Gobierno de Lázaro Cárdenas de que encontrarían en esa tierra hermana más que una promesa: un futuro que la guerra en España y la dictadura en ciernes les había hurtado. Moisés Barrio, el marido de Dionisia, era el líder de Izquierda Republicana en Burgos. Era un político activo, propietario de un escaño en la Cortes después de las elecciones de 1936. Al matrimonio la sublevación militar le sorprendió en Madrid. Al no poder regresar a Burgos, permanecieron en zona republicana para poco después cruzar a Francia, donde permanecieron dos años, hasta que embarcaron en el Sinaia. Vivieron en México durante casi cuatro décadas. Él, que era ingeniero de caminos, canales y puertos y hablaba varios idiomas, participó en la construcción de diversas infraestructuras y se ganó la vida como profesor de ingeniería en la Universidad Nacional Autónoma, siendo además un miembro activo de la Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles.

Junto a ellos, viajó otro burgalés: el periodista y escritor Eduardo de Ontañón, que desempeñó un importante papel intelectual durante los 19 días de travesía transoceánica. No en vano, convertido en Sinaia en una comunidad de hermanos, un grupo de escritores, entre los que se encontraba el autor de Cuartel General realizaron con ciclostil (aparato para hacer copias)un periódico diario que daba cuenta de noticias captadas por radio y de cuantos hechos noticiosos se producían a bordo, así como un capítulo dedicado a explicar las políticas del presidente Cárdenas. Dirigido por Juan Rejano, Sinaia, diario de la primera expedición de españoles republicanos a México se convirtió en una herramienta de información para un viaje tan sensible como ignoto para todos.

De Ontañón fue además uno de los encargados de participar en la intensa agenda cultural y social del barco, compuesta por conciertos, reuniones y charlas en las que se hablaba de la historia, geografía, sociedad, economía, política y costumbres de México. El periodista burgalés impartió una conferencia titulada ‘Vida artística y literaria de México’. Ya instalado en México, Eduardo de Ontañón fundó la editorial Xochitl, donde publicó biografías de insignes personajes mexicanos, y colaboró en numerosos periódicos, como El Nacional, y en la revista Ábside. De Ontañón regresó a España en 1948; enfermo de cáncer, fallecería en Madrid un año después.

Moisés Barrio y Dionisia Moreno no regresaron hasta 1975. Y lo hicieron porque él se encontraba muy enfermo y quería morir en su tierra. Ella le ha sobrevivido casi cuarenta años. Los últimos los pasó en la Residencia de las Angélicas de la capital burgalesa. Mientras conservó la memoria, siempre habló bien de su vida en México, donde fue feliz, sin por ello olvidar el horror que les empujó al exilio. Quizás, en un último rapto de lucidez, antes de fallecer a los 103 años de edad el pasado 16 de junio, recordóDionisia detalles de aquel viaje que, 75 años antes, cambió su vida. Como el instante en el que el Sinaia cruzó el Estrecho de Gibraltar, un momento tan emocionalmente triste para todos, lleno de añoranza y melancolía en el que la antigua banda del 5º Regimiento, dirigida por el maestro Oropesa, se arrancó con un pasodoble.

Nadie pudo evitar las lágrimas mientras los músicos interpretaban Suspiros de España...