"La UBU está maltratada con respecto a nuevas titulaciones"

A.M.
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El rector de la UBU, Manuel Pérez Mateos también mantiene que «en 2020 habrá obras en La Concepción. Y si podemos, las habrá en 2019»

Acaba de regresar al despacho tras una baja médica que le ha tenido varias semanas fuera de juego. No está para un triatlón, pero mejora y mantiene el tipo. Sobre todo cuando le toca respirar hondo a cuenta de los -muchos- titulares que le han firmado desde fuera, empezando por una tendenciosa declaración del consejero de Educación, Fernando Rey, en la que venía a cuestionar el futuro de la UBU, su propia existencia. También lleva la firma de la Universidad uno de los proyectos más relevantes de lo que va de siglo para la zona Sur, la recuperación del Hospital de la Concepción. La presentación de la modificación del PGOU asociada a ese proyecto fue, esta misma semana, su primer acto público tras regresar al tajo. Pérez Mateos es también catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la UBU y fue su primer vicerrector de Investigación, a lo que sumó ocho años más en el equipo de Gobierno de su predecesor, Alfonso Murillo.

¿No faltaba una de las partes en la foto de la presentación de la modificación del PGOU para las obras de La Concepción?

Falta la representación del Estado, y yo espero que se mantenga totalmente el compromiso. Tengo total confianza porque he mantenido algún contacto y uno de mis vicerrectores estuvo reunido con el propio ministro. La expectativa es muy buena. En el convenio que firmamos se establecían claramente las obligaciones de las tres partes, y yo no tengo ningún motivo para dudar de que la parte del Ministerio, que es la más importante en el sentido de que pagará la rehabilitación, se va a mantener. Estaremos vigilantes. Quiero pedir una reunión de la comisión de seguimiento y estableceremos contacto directo con el Ministerio para ver cuáles son los plazos.

El único plazo dado hasta la fecha es que en 2020 habrá obras. ¿Lo mantiene?

Sí, lo mantengo. Es más, si podemos adelantar a finales del 2019, mejor. Pero, como mínimo, en el 2020. Tenemos todo el 2019 para licitar la obra y me consta que en el Ministerio se está elaborando ya el proyecto básico. Están viniendo de forma periódica y ya hay planos que hemos hojeado, pero habrá que modificar algunas cosas. Hay que estudiar con ellos la distribución de espacios. Tenemos un preacuerdo para que la UBU use preferentemente la parte más histórica del edificio. Hay espacios que queremos compartir y eso es lo que hay que concretar. Soy optimista, el acuerdo será fácil. 

¿Mantiene la decisión de no llevar allí el Rectorado?

Sí. Tenemos un edificio histórico como el Hospital del Rey que es magnífico, aunque tiene algunos inconvenientes que estamos paliando con reformas.

Sí, es evidente que este complejo necesita algo más que una mano de pintura...

Gastamos mucho dinero anualmente, unos 100.000 euros al año, en mantener el Hospital del Rey. Y eso al margen de las inversiones que hemos hecho en las cubiertas o en el acceso. Acabamos de instalar un ascensor porque las personas con discapacidad física no podían acceder al Rectorado.

Peor van las cosas con el centro de investigación que iban a compartir con Campofrío. La empresa dice ahora que no está en sus oraciones.

Hemos estado a la expectativa. Mantuvimos una reunión con los responsables de Campofrío en la que establecimos unos acuerdos de colaboración que nosotros mantenemos. Ahora mismo tenemos una serie de proyectos de investigación que están subvencionados por Campofrío.

Eso ya existía.

Pero acabamos de aprobar algunos nuevos. Que hagamos o no el centro depende de la empresa. Nosotros mantenemos la idea de ubicar un centro, que puede ser más o menos dirigido al ámbito alimentario, en la parcela que ha sido cedida por parte del Ayuntamiento. Esto son momentos preelectorales y habrá que esperar a tener nuevo gobierno autonómico para definir qué vamos a hacer allí, pero, efectivamente, Campofrío no ha demostrado querer seguir adelante con el proyecto.

¿Y eso no es decepcionante?

Bueno, es decepcionante pero forma parte del devenir de los acontecimientos. Es lo que hay. Lo que sí nos interesa más es mantener nuestra relación con una empresa tan ligada a uno de nuestros campos de investigación y docencia, como es el de Ciencia y Tecnología de los Alimentos.

Aunque le haya dado la espalda a la UBU en la proyecto más importante que compartían.

Es un proyecto importante, pero no es el único.

Dijo el consejero de Educación, Fernando Rey, que la UBU «se encuentra al límite de su sostenibilidad». Luego quiso matizarlo, pero la frase no admite mucho matiz.

Yo mostré de forma clara mi disgusto y ese mismo día hable con él. Me dijo que habría que matizar esas palabras, intentó hacerlo en el sentido del descenso en el número de estudiantes. Efectivamente, ese es un problema que tenemos en la UBU, pero yo tengo que decir que, después de la de Salamanca, es la que más ha incrementado el número de estudiantes. Es verdad que es la que menos alumnos tiene de las cuatro públicas, pero en todo caso no veo ningún indicio que haga pensar que estamos en un problema de sostenibilidad o supervivencia. Habrá que preguntar al consejero por qué hace este tipo de aclaraciones. 

¿No se lo han preguntado ya?

Sí, yo le he preguntado y me contesta eso, que no se dirige específicamente a la UBU, pero que le preocupa al ser la universidad más pequeña... Él insiste una y otra vez en que somos una universidad que tiene una serie de cualidades muy competitivas. Por ejemplo, somos líderes en coordinación de proyectos europeos. En realidad, en la mayor parte de sistemas de clasificación que utilizan indicadores externos estamos en muy buenas posiciones a nivel regional.

Y se dan situaciones como la de Enfermería, que tiene 2.500 solicitudes. Han pedido aumentar de 60 a 80 el número de plazas y todavía estamos esperando a la que Acsucyl (Agencia para la Calidad del Sistema Universitario) responda.

Nada más producirse la integración de Enfermería en la UBU me planteé, tras un periodo de consolidación, el incremento de esa matrícula de una manera prudente. Es una titulación que tiene muchas prácticas y tenemos que garantizar que haya plazas suficientes para realizar esas actividades. Hay un margen de crecimiento. No entendí y sigo sin entender esas declaraciones del consejero y tenemos elementos objetivos para demostrar que no hay ningún riesgo. En todo caso, la sostenibilidad financiera depende en gran medida de la administración autonómica y, por tanto, son ellos los que pueden poner soluciones si es que ven algún tipo de problema.

Esperábamos también el Grado de Ingeniería de la Salud para este año. No ha sido así, y de nuevo porque la Acsucyl no ha respondido a tiempo. Teniendo en cuenta que existe la Aneca (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación) y que ambas hacen lo mismo, ¿es necesario tener y sostener a la Acsucyl?

Esto es una vieja discusión. Estrictamente necesaria no es, pero yo creo que la Acsucyl está haciendo un buen trabajo y yo defiendo su mantenimiento.

No será por los favores que le está haciendo a la UBU.

Una cosa es la Acsucyl y otra las decisiones que se toman en la Consejería. Ambas pueden estar relacionadas pero no necesariamente ser dependientes. A nosotros no nos ha ido mal con la Acsucyl porque hemos hecho bien el trabajo y hemos tenido verificación de todos los títulos que hemos presentado. Otra cosa es que con respecto a las nuevas titulaciones, la Universidad de Burgos está claramente maltratada y puede mejorar. Una Universidad como la nuestra necesita crecer en titulaciones, sobre todo en aquellas vinculadas a Ciencias de la Salud. Entre otras cosas porque nacimos con un claro déficit y ahí siempre hemos tenido dificultades. Son decisiones de índole político porque tienen mucho que ver con la financiación.

Es decir, si Ingeniería de la Salud no se está impartiendo ya es por una decisión económica de la Consejería.

En el sentido de que cuando la Agencia ha visto el expediente ha encontrado que necesitaba un mayor respaldo financiero para establecer las infraestructuras que luego se van a utilizar. Yo confío plenamente en que el próximo año vamos a empezar, tengo la palabra del consejero y, no sé si seré muy ingenuo, pero me la creo. (Entrevista completa en edición impresa)