«Tenemos que convencer a los burgaleses de que la música clásica merece la pena»

Gadea G. Ubierna / Burgos
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Javier Castro, director de la Orquesta Sinfónica de Burgos - Foto: Diario de Burgos

 

Perfil. Burgalés de 38 años, empezó sus estudios de piano en Burgos y los terminó en Bilbao y Salamanca, donde ahora es profesor de Dirección de Orquesta tras prepararse en Alcalá de Henares y en Berlín. Dirige la Sinfónica de Burgos desde su fundación. Está soltero y no tiene hijos
 
No hace falta que Javier Castro diga que está orgulloso de la Orquesta Sinfónica de Burgos (OSB), porque la satisfacción se le nota solo con hablar de los progresos de esta formación, que dirige desde 2005 y que no solo sobrevive a la crisis, sino que va ganando espectadores. Para ello, Castro cree que es clave echarle imaginación y buscar un programa novedoso, que incluya conciertos sorprendentes como el que van a dar esta tarde en el Auditorio junto al músico Diego Galaz.
Después de siete años, ¿cómo valora la trayectoria de la Orquesta Sinfónica de Burgos?
Ha sido muy positiva. Nos vamos afianzando y evolucionamos en todos los sentidos. De puertas hacia adentro porque cada vez tocamos mejor, y de puertas hacia fuera porque cada vez tenemos más repercusión, somos más conocidos y viene más gente a nuestros conciertos. Eso es lo que tiene sentido: nosotros existimos para hacer esa labor de acercar el repertorio de la música de orquesta al gran público.
¿En qué ha cambiado la OSB en estos años?
Somos unos pocos más, pero, sobre todo, hemos cambiado en que hacemos un trabajo más efectivo. La parte mala es que es un trabajo más rutinario, porque ya estamos acostumbrados a tocar juntos y al principio todo era muy novedoso y muy especial. Ahora, tenemos mejores resultados incluso con menos trabajo. 
¿La orquesta está consolidada del todo o quedan cosas por hacer?
Una orquesta nunca está del todo consolidada. Estamos en un buen punto de madurez, pero siempre hay cosas por trabajar y mejorar. Sobre todo, siempre que se quiera construir más repertorio, tocar obras que no hemos tocado nunca. Y, también, siempre nos podemos afianzar más como institución.
¿Qué repertorio le gustaría que pudiera tocar la Sinfónica de Burgos?
Nos queda por tocar repertorio para gran orquesta sinfónica. Ahora es muy difícil porque gran orquesta quiere decir con muchísimos músicos, con muchísimos componentes, que solamente hemos podido tocar en pocas ocasiones por motivos de presupuesto. Eso es lo que nos falta.
Para esta temporada, el Instituto Municipal de Cultura aportó 140.000 euros. ¿Podría sostenerse una orquesta de este tipo sin fondos públicos? ¿Es factible?
No. Tendría que sostenerse con patrocinadores, que serían empresas privadas, o con otras instituciones. Pero con el dinero de las entradas es casi imposible que una orquesta sinfónica se pudiese mantener. Tendrían que ser a unos precios muy elevados y con unas audiencias enormes.
Y en otros países con más tradición que España como Alemania o Austria, ¿también es así?
Claro. Sí. Está subvencionado en una gran parte.
En la pasada temporada, la OSB tuvo una media de 400 espectadores. ¿Cómo va esta temporada?
De momento, estamos por encima de la media y todavía nos quedan dos conciertos en los que esperamos incrementar esa cifra, pasar de los 500 o 600 espectadores. Seguro. O sea que esta temporada vamos a haber crecido, sin duda.
Este año han pasado del Principal al Fórum, ¿cómo ha sido el cambio?
Creo que ha tenido un buen efecto de llamada. Todo es positivo porque la acústica del Auditorio es mejor. En el Teatro Principal nos hemos sentido muy a gusto, nos hemos llevado muy bien con el personal que trabaja allí y, de hecho, nos ha dado pena irnos. Pero la gran ventaja es que la acústica es mejor. Aparte de que las instalaciones son más modernas y hay salas de ensayo. Pero la gran diferencia es la acústica, que se nota. Se trabaja mucho mejor.
Al pasar al Fórum, los conciertos que se celebran en el Auditorio cuestan 20 euros. ¿Cree que el precio puede estar repercutiendo en la afluencia de público?
Qué sucedería si las entradas fuesen más baratas es una cosa de la que nunca podremos estar cien por cien seguros. Lo que está claro es que es muy difícil encontrar un equilibrio perfecto.
En el Principal costaban 15 euros, como en la sala de congresos.
Eso es, pero el caso es que este año son un poco más caras y tenemos el mismo público o, incluso, más.
Este domingo tocan junto a Diego Galaz músicas populares e instrumentos insólitos. Esto es algo que no se asocia mucho con una orquesta sinfónica. ¿Cómo surgió? ¿Por qué se dio ese paso?
Porque todos creemos que es muy positivo. Para la orquesta es muy interesante conocer repertorios distintos y músicos diferentes, como Diego, que no viene de la tradición ni se dedica a tocar música clásica. Y también es muy interesante para el público que  viene habitualmente a nuestros conciertos escuchar algo diferente, instrumentos distintos y otra manera de hacer música. Y también creemos que es muy bueno para el público habitual de Diego Galaz escuchar cómo suena su música con la orquesta sinfónica.
¿Y qué se va a encontrar el espectador esta tarde, qué es lo que más puede sorprender?
Lo que más puede llamar la atención es que se trata de una música muy fresca, que por una parte llega y te transmite con mucha facilidad y, por otra, es muy interesante toda la variedad que hay: se tocan tangos, valses, boleros, pasodobles... Y, por supuesto, es muy interesante ver a Diego con los instrumentos que va a tocar. E, incluso, habrá algunas sorpresas.
El pasado noviembre volvieron a tocar Sinfonía Castellana, de Antonio José, en enero tocaron obras de dos compositores burgaleses y esta tarde, concierto con Diego Galaz. ¿Cree que lo burgalés lleva más público?
Puede ser. Tanto los espectadores como la orquesta tenemos que estar muy abiertos, escuchar todo tipo de música y cuidar lo local. Pero no solamente tenemos que hacer música local, sino hacer de todo y tener una buena mezcla entre lo de aquí y lo de fuera, porque es así como nos enriquecemos todos. Creo que sería un error dejar de lado a los compositores y artistas burgaleses, pero también sería un error dedicarse solamente a eso y no tocar otro tipo de música, no tocar el gran repertorio. En esa línea lo hacemos, pero estamos muy contentos de apoyar a los compositores y artistas burgaleses. Y seguiremos haciéndolo.
¿Cómo está el mundo de la composición? ¿Qué calidad de compositores hay en este momento?
Hay muchísimos compositores y, algunos, muy buenos. Y también hay compositores muy populares y reconocidos que no son tan buenos. Pero si se tiene criterio y se busca, los hay muy buenos.
Pero casi siempre se toca a los clásicos. ¿Va a menos la composición o es que ya está todo hecho?
No, no está todo hecho. Esa es una percepción que se puede haber tenido en cualquier momento de la historia. Todos los clásicos fueron, en su momento, compositores contemporáneos que tuvieron que luchar contra ese pequeño prejuicio de que los anteriores estaban más asimilados, por así decirlo. Eso sigue siendo así.
En las notas al programa del segundo concierto de Sinfonía Castellana, Enrique García Revilla criticaba con cierta amargura el ‘desinterés’ de los burgaleses por Antonio José y se preguntaba si su repercusión hubiera sido la misma si hubiera muerto por causas naturales y no fusilado. ¿Qué opina?
Bueno, ese es un tema muy delicado. Esté la situación como esté, lo que tiene que hacer la orquesta y todos los que estamos en el mundo de la música clásica es intentar convencer a los burgaleses de que merece la pena y de que tenemos muchísima riqueza tanto de compositores como de intérpretes. El desinterés es relativo, porque siempre hay grupos que saben apreciar la calidad y el valor de las notas y otros que no. Y a veces podemos estar más o menos de acuerdo con la difusión que tiene en la prensa, pero eso es algo en lo que tenemos que trabajar. Creo que la reflexión de Enrique iba más por ahí, por la difusión.
Sí, él criticaba que el día en el que se interpretó por primera vez Sinfonía Castellana en el Principal no se publicó nada. Pero eso atañe a la falta de interés por lo local, que quizá no se valora tanto como lo de fuera, pero al hablar de Antonio José hay otras circunstancias excepcionales.
Sí, es un prejuicio que existe y que sucede en todas las ciudades, no solamente aquí. Quizá tiene que superar más filtros y barreras para afianzarse. Pero nosotros estamos contentos con la aceptación que ha tenido nuestra orquesta desde el principio.
La OSB está organizando un ciclo de música de Cámara con el Instituto Municipal de Cultura para esta primavera. ¿Cómo va?
Está organizado y prontito lo presentaremos con los programas e intérpretes.
En principio se habló de que iban a ser pequeños conciertos en distintos puntos de la ciudad. ¿Se puede ampliar un poco más?
Serán cuatro conciertos de música de cámara interpretados por solistas, por músicos de la orquesta. Los días y obras concretas ya los presentaremos.
El propósito de este ciclo es, una vez más, acercar la música clásica a los ciudadanos. ¿Por qué hay tantas reticencias?
Es una cuestión cultural. Es una música que está mucho menos presente en los medios de comunicación, en la publicidad, en la radio, en la televisión... Pero ahí está nuestra tarea, hacer que eso no sea así y que sea fácil escuchar conciertos de música clásica. Y en eso estamos. No creo que sea una reticencia hacia la música clásica, porque es un campo enorme con muchísimos tipos de música y mucha variedad. Entonces, igual que en la música pop a unos les gustan unos grupos y a otros, otros grupos. Son pequeños prejuicios y hay que luchar contra ellos.
La música pop está en todas partes y no hace falta ir a buscarla, pero, ¿cree que en los colegios españoles se da la suficiente importancia a la música clásica en las etapas primarias de la formación?
Eso no lo puedo juzgar porque no conozco exactamente cómo se están dando las clases en los colegios en ese terreno, pero estoy seguro de que habrá profesores haciendo muy buena labor y acercando la música a los niños.
Bueno, la pregunta no se refiere tanto a la labor en concreto de los profesores sino a la relevancia de la música en los planes educativos de España.
Sí, en ese sentido es verdad que la música, no solo la clásica, sino la música en sí, está mucho más abandonada que en otros países. Diría que en la mayoría de los países. Y desde nuestro punto de vista es un error, claro.
La temporada de la Sinfónica se cerrará con un concierto con la Federación Coral burgalesa para celebrar el bicentenario del nacimiento de Wagner y Verdi. ¿Cree que el haber contado con corales no profesionales en la inauguración del Auditorio ha sido un revulsivo para estas formaciones?
Seguro que sí. Creo que es una cosa muy bonita y muy positiva dar la oportunidad a las corales y a la ciudad de participar en la inauguración activamente. Eso acerca más el espacio a la ciudad y es muy bueno para los organizadores, para los que cantaron y para el futuro del Auditorio. Me pareció muy positivo.
¿Y esa demostración de buen hacer de las corales se traducirá en más colaboraciones con la OSB  o ha sido algo puntual?
Es puntual, pero tenemos que seguir colaborando. Creo que todos los que estamos metidos en la música culta y en la música seria tenemos que colaborar para sacar adelante proyectos y crecer juntos. Y para los coros y orquestas la manera de crecer es conociendo y tocando nuevo repertorio.
De entrada, Wagner parece complicado o, al menos, poco accesible. ¿Cómo van los preparativos de este concierto?
Sí, Wagner es muy difícil, pero por eso llevan unos cuantos meses ensayando. Tienen mucho entusiasmo y, como con la Novena de Beethoven, seguro que el resultado es muy bueno. Con nosotros ensayarán los últimos días.
Tras Diego Galaz y las corales, ¿qué otros proyectos de este tipo tiene en mente?
Estamos trabajando en ello. Siempre se puede investigar más con qué músicas nuevas podemos colaborar, que casen bien con la orquesta y, por supuesto, siempre tenemos que tener en mente más proyectos con las corales. A mí me gustaría, siempre que consigamos el apoyo económico suficiente, presentar algún espectáculo de ópera, pero producido por nosotros en la ciudad. Alguna vez me gustaría pensar que hemos sido capaces de hacerlo todos juntos. Nosotros lo vamos a intentar.
¿Qué tal ha funcionado el convenio con el Conservatorio para tener becarios en la OSB?
Muy, muy bien. Tenemos un grupo de cinco chicos que están colaborando constantemente y viendo cómo es una orquesta desde dentro, están teniendo la oportunidad de tocar con nosotros, de participar en los ensayos y casi todos han debutado ya en algún concierto... Creo que es una experiencia muy positiva, también para los miembros de la orquesta. Es muy bonito ver a gente joven y con ilusión. Y para ellos es muy importante que vean que esto es real, que se puede hacer música y que están ahí, participando.
¿Se mantendrá este convenio para la próxima temporada?
Sí, tenemos que reunirnos y ver con el Conservatorio, con los chavales y con todas las partes qué cosas podemos mejorar, pero creo que seguirá. Ha sido una experiencia muy positiva.
Al margen del sueño de poder producir un espectáculo lírico, ¿qué planes tiene para la próxima temporada?
Estamos trabajando en ello. Todas las temporadas hemos presentado diferentes instrumentos solistas, de los mejores solistas de España, y seguiremos en esa línea. El próximo año, probablemente presentemos la trompeta. Tenemos bastantes ideas de repertorio, pero preferimos no decir nada por si acaso no se cumple. Dentro de pocas semanas esperamos tenerlo todo, porque esto hay que prepararlo con muchísima antelación.
Aunque sea muy pronto para decir nada, ¿qué pieza le gustaría poder tocar en Burgos?
No hay ninguna pieza en especial, ninguna por encima de otras. Lo bonito para mí, y creo que para toda la orquesta, es poder construir un repertorio muy grande y haber tocado muchísimas obras de muchísimos compositores. Hay algunos como Wagner, Strauss, Mahler, Stravinsky, Debussy o Ravel que nos gustaría tocar más, pero que necesitan una orquesta muy grande.
Y entonces volvemos al presupuesto. ¿Para la próxima temporada tienen más o menos garantizada la misma aportación del Instituto Municipal de Cultura?
Estamos hablando. Todavía no hemos concretado nada, no hemos hablado de que vayamos a tener exactamente la misma cantidad, ni tampoco que no. Dentro de poco llegará el momento de organizar ese tipo de detalles.
Otros años han dado algún concierto fuera de Burgos. ¿Cuál es el calendario ahora?
Es complicado, y más en estos tiempos. En la temporada anterior tocamos en Lugo y en Salamanca y este año ya hemos tocado en Segovia. Para el año que viene tenemos una invitación en firme de Madrid, que está muy bien.
¿Qué futuro le espera a un músico que salga ahora del Conservatorio?
Las cosas, como en cualquier profesión, están mal. Pero al final,  yo creo que hay que guiarse por los sentimientos y hacer lo que a uno le entusiasma. Hay que esperar a ver cómo evoluciona este mercado, el mundo de las orquestas y la música clásica en España. También existe la posibilidad de viajar y trabajar fuera. Pero ahora mismo es difícil, hay orquestas que están teniendo problemas para mantener los puestos de trabajo, se están perdiendo subvenciones... Pero también hay otras que están funcionando bien y saliendo adelante con ideas nuevas , como es nuestro caso.
En el mundo de la música siempre fue muy frecuente el marcharse al extranjero, pero ahora parece casi obligatorio.
Antes, el camino era hacer una formación muy buena fuera para luego trabajar en España y, ahora, diría que es a la inversa:se puede tener una formación de primer nivel en España, pero lo que no hay es oportunidades para trabajar. Desgraciadamente, es lo que ha cambiado.