Las obras acometidas el año pasado en las inmediaciones de la estación de autobuses permitieron reordenar el tráfico de la zona. La rotonda, los pasos elevados y la nueva señalización han cumplido su objetivo aunque para los taxistas algunas de estas medidas han supuesto un contratiempo, aunque ahora desde el Consistorio se va a solucionar su queja principal: la falta de seguridad.
El problema se encuentra en que el carril en el que se ubica su parada es estrecho por lo que no hay espacio para subir y bajar de los coches, lo que no solo supone un riesgo para ellos y los usuarios, sino también para el resto de vehículos. De hecho, las ruedas de los modelos más grandes quedan sobre la línea y los espejos retrovisores sobresalen de la misma. A esto hay que sumar que no están frente a la estación de ferrocarril sino que fueron desplazados unos metros, una distancia suficiente para incomodar a los clientes cuando tienen que recorrerla cargados de maletas y que además motiva que los viajeros del tren ya no se encuentren los taxis nada más salir.
Por este motivo, en los últimos meses han remitido varios escritos al Ayuntamiento. Sus peticiones han encontrado respuesta en el equipo de gobierno, que tras mantener una serie de reuniones con sus representantes (para eso ha sido necesario esperar a que celebrasen elecciones y eligieran a su interlocutor en las negociaciones) ha decidido cambiar la ubicación.
Una modificación con la que la nueva parada estará justo a la salida del ferrocarril, en una zona en la que los vehículos se aparcan en batería lo que permitirá salir de cara a la circulación además de mejorar la seguridad a la hora de entrar y salir del taxi. Con este nuevo emplazamiento, se pondrá fin al problema señalado desde el colectivo y se mejorará la accesibilidad para las personas con discapacidad.
Desde el Consistorio, la concejala de Policía Local, Laura Torres, destaca que para hacer el cambio se han tenido en cuenta todas las indicaciones de los taxistas y por eso se colocarán en este nuevo punto. Una variación en la que resalta que la seguridad ha tenido mucho que ver y en la que se establecerán unas «doce o tres plazas», teniendo en cuenta que en la actualidad hay 21 licencias concedidas para este servicio. Por lo tanto, la nueva parada de taxis implicará que se pierdan aparcamientos y desde el Ayuntamiento ya se está tratando de encontrar fórmulas para suplir esta circunstancia para los vecinos. Algo que se puede traducir en que se modifique la regulación del parking junto a la estación de autobuses, donde ahora se puede aparcar durante dos horas.
Otro de los aspectos que quedan por decidir es el uso que se dará a la parada actual. Una utilidad que está todavía en estudio por parte de los responsables municipales, aunque reconocen que puede destinarse a la carga y descarga para los establecimientos hosteleros que hay en la zona.
Por último, desde el Consistorio también se asume que tendrán que mover el teléfono al que atienden los taxistas, que se tendrá que acercar a la nueva ubicación. De momento, está pendiente puesto que no se sabe si se podrá ubicar en la fachada del edificio que quedará junto a la nueva zona de taxis o tendrán que colocarse de otra manera. Ahora hay que tener en cuenta que está en el edificio de la estación de autobuses donde los vehículos esperan a los viajeros.
El cambio se acometerá en las próximas semanas y se espera que sea efectivo en la última de agosto. Una ligera demora que se justifica por las fechas estivales, en las que las vacaciones del personal han impedido que se pueda llevar a efecto. En este sentido, hay que tener en cuenta que para hacer el cambio hay que señalizar correctamente la zona y se tiene que incluir dentro de la programación de Policía Local.