Proyectan en Carcedo un centro de terapias asistidas con animales

I.P. / Carcedo de Burgos
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Promovido por la asociación Apettece, se construirá en una parcela de 6.000 m2 y será referente regional. Se trabajará con caballos y perros, que serán el puente de estímulo para los pacientes

Pablo González, uno de los cuatro impulsores del proyecto, la pasada semana en la zona donde se levantará el edificio. - Foto: Ángel Ayala

La Asociación Apettece (Asociación Profesional de Expertos y Técnicos en Terapia Asistida con Animales Nacional) proyecta la construcción de un centro de terapias asistidas con animales en una parcela de 6.000 metros cuadrados de Carcedo de Burgos. El proyecto, diseñado por la propia entidad y el Estudio de Ingeniería Agraria Fanega, se ha presentado al Ayuntamiento, que en estos momentos tramita la autorización de uso excepcional de suelo rústico para dar cabida legal al edificio que se levantará en un entorno natural de  encinas situado entre el monasterio de San Pedro de Cardeña y el pueblo, elegido precisamente por esas características paisajísticas y por su cercanía a la capital.

Detrás del proyecto hay cuatro nombres propios, los integrantes de la delegación burgalesa de Apettece: Pablo González, Juan Ramón del Campo, Elisabeth Balda y Agustina Ruiz, que gestionarán el centro. Se conocieron en Madrid cuando realizaban los cursos de especialización y han unido sus esfuerzo para sacar adelante este proyecto en el que cada uno aporta sus conocimientos;así Elisabeth y Agustina son pedagogas, Juan Ramón, adiestrador  canino, técnico en terapia asistida con  animales y entrenador de perros de asistencia, y Pablo, educador social experto en terapia asistida con animales e igualmente, adiestrador canino.

        La novedad del proyecto es poder contar con un centro único en un entorno donde hacer más fácil la consecución de los objetivos con los pacientes, que se consigue a través de crear una serie de estimulo, que no se logran por otras vías o que sean complemento de otros tratamientos. El puente para alcanzar esos estímulos con los que trabaja Apettece son caballos y perros. Pero no solo eso, el centro pretende ser también un referente regional en investigación y formación.

El edificio se desarrollará en tres fases, en función de la disponibilidad económica. En la primera se levantará un aula de 70 metros cuadrados para desarrollar el trabajo individual o con grupos y las sesiones formativas; boxes para los animales; una pista pequeña de trabajo, oficina, sala de material, recepción y baños. Apettece tiene ahora 5 perros: Horus, Nita, Gala, Pipo y Celta, y un caballo. Cuando el centro esté levantado, se precisarán más animales.

     La experiencia profesional de este equipo es el mejor aval para el éxito del proyecto de Carcedo y se basa en los programas que vienen desarrollando con diversos colectivos o entidades; así, dos de esos proyectos son Zarpar (para adultos) y Apettece (con  menores) en Aspanias. Pero también trabajan con ancianos y escolares en centros como El Jardín, de Tardajos, AFAR-Aranda o Adalid. El universo de pacientes es diverso y va desde personas autistas, niños con déficit de atención, síndrome de down, adultos con alzhéimer o personas afectadas de parálisis cerebral o lesiones de accidentes, sin olvidar actividades con escolares.

      Una vez que se construya el centro, se trasladará allí las terapias  que ahora se ofrecen en otros espacios, y la sede de Apettece. Si los animales sin el puente, detrás hay un equipo multidiciplinar: adiestradores, psicopedagogos, educadores y expertos en terapias con animales, pero además colaboran psicólogos y fisioterapeutas. «La filosofía es que el paciente o usuario salga de su entorno, que en vez de trabajar una hora en su casa con un fisioterapeuta, por ejemplo, venga a Carcedo, monte a caballo o intervenga con los perros», apostilla Pablo. Además  de las terapias y educación con animales planificadas con profesionales para alcanzar unos objetivos, también trabajan actividades asistidas con animales de carácter lúdico.