Mil mundos, un tablero

R.C.G. / Miranda
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Medio centenar de jóvenes participan en la maratón de juegos de mesa convocada por la asociación Popocatepel • La oferta lúdica incluía temáticas para todos los gustos

Más de 50 juegos diferentes permitieron recrear todo tipo de temáticas. - Foto: R.C.G.

En la misma tarde uno puede sentirse Espartaco, un samurai japonés o protagonizar un Gran Hermano zombie. Es la magia de los juegos de mesa, capaces de recrear sobre un tablero diferentes mundos que durante unas horas permiten al jugador viajar en la máquina del tiempo sin tener que  levantarse de la silla. Ayer más de medio centenar de mirandeses lo hicieron durante la maratón lúdica organizada por Popocatepel que se prolongó hasta la madrugada.

Para los más tradicionales estaban los juegos con cartas o clásicos como el Risk o Star Wars, pero para quienes se animaron a experimentar, la temática abarcaba todos los campos imaginables. Los amantes del futurismo rivalizaron en Infinity, un juego de estrategia  en el que la diversión comienza mucho antes de la partida ya que cada jugador pinta sus miniaturas  y construye los escenarios sobre los que celebra la batalla, auténticas obras de ingeniería que incluyen desde ciudades abandonadas  a bunkers sitiados por la nieve.

Contra el recreo solitario que promocionan las nuevas tecnologías, los juegos de mesa recuperan el carácter social del juego, el valor de compartir y el placer de jugar con otros, olvidado por la mayoría de adultos. «Es una manera de conocer gente o juntarse con los amigos a pasar la tarde. Además te permite desconectar de los problemas del día a día y disfrutar de la fantasía y la creatividad, que no es algo reservado solo a los niños» asegura David Ayala, presidente de Popocatepel, asociación juvenil que lleva más de una década promocionando este tipo de actividades en la ciudad.

Y es que sobre el tablero hay variedad para todos los gustos. Quienes prefieren el realismo a la ciencia ficción, pudieron dirigir su propia legión de bomberos en el salvamento de una casa y hubo quienes se sintieron magnates ferroviarios construyendo vías y trenes por toda Europa.

Como todas las aficiones, también hay oferta para cada bolsillo. «Hay miniaturas caras y otras más comunes. Los juegos son asequibles aunque luego los accesorios van subiendo el precio; todo depende del capricho que tengas».