Cáritas, Cruz Roja y CEAS ayudaron a 500 familias

B.A.
-

El pago de facturas eléctricas y de calefacción, el alquiler o la alimentación son el destino de gran parte de las aportaciones, en muchas casos, imprescindidibles para seguir adelante

Cáritas, Cruz Roja y CEAS ayudaron a 500 familias

Hay familias en Aranda y su comarca que no disponen de los recursos necesarios para hacer frente a pagos tan imprescindibles en la vida de una persona como el de mantener una vivienda, poder alimentarse o tener la capacidad de abonar las facturas de la luz o de la calefacción, tan necesaria en días como los de esta semana, donde el termómetro ha marcado hasta siete grados por debajo de cero en la Ribera. Muchas de ellas consiguen sobrevivir gracias a las ayudas que les conceden diferentes organismos tras analizar su situación y que son, en muchos casos, imprescindibles para que puedan seguir adelante. En concreto, Cruz Roja, Cáritas y los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Aranda han apoyado durante el 2018 a alrededor de quinientas familias de la comarca con una cantidad que ronda los 165.000 euros. 

Durante el 2018, desde Cruz Roja, como explica su técnico de Intervención Social, Olga Gómez, atendieron a algo más de trescientas familias, entre las que gestionaron en torno a 45.000 euros. «La partida más importante, 18.000 euros, va dirigida a alimentación, mientras que 11.000 se destinan a ayudas para el alquiler», comenta Olga Gómez, que recuerda que los meses de noviembre, diciembre, enero y febrero es cuando más peticiones reciben solicitando ayudas para hacer frente a las facturas de suministros. «En el 2017 ayudamos a 36 familias con 2.800 euros, y en el 2018 lo hemos hecho a 34 con 2.415 euros. Les pagamos una o dos facturas, la mayoría son de Aranda y en un 80% españoles», afirma la técnico, que comenta que últimamente se han adherido más familias al bono social que ofrecen las compañías y que reducen las posibilidades de sufrir cortes del servicio y favorecen los pagos fraccionarios. «Aún así, hay veces que nos dicen que si no les ayudamos no pueden encender la calefacción». 

Fuera de esas partidas, en algunos casos también contribuyen económicamente para que las familias puedan comprar bombonas de butano con las que alimentar las estufas. «Los alquileres en Aranda son caros. La gente sin recursos suele ocupar los más baratos y que muchas veces no están en buenas condiciones. No cuentan con calefacción, por lo que la manera de obtener calor es a través de radiadores que consumen energía o esas estufas», señala la técnico, que puntualiza que hay dos perfiles dentro de las familias que atienden: las que llevan años trabajando con ellas en diferentes programas y que necesitan de su apoyo para continuar y otras puntuales, que requieren ayuda determinada durante un tiempo. 

Evitar duplicar ayudas. Desde Cruz Roja mantienen una comunicación constante con Cáritas para evitar que se dupliquen las ayudas. Esta última, durante el pasado año, ayudó a 145 familias ribereñas (casi 400 personas y en 683 acciones diferentes), con una partida próxima a los 66.000 euros. «Recibimos a las familias a través de las seis parroquias en las que trabajamos en Aranda. Nos exponen su caso, hacemos un seguimiento y les ofrecemos ayuda económica según sus características y nuestros criterios. En muchos casos priorizan el poder pagar el alquiler ante otras necesidades, pero si es cierto que estos días hay muchas familias que no encienden la calefacción porque no la pueden pagar», comenta Guadalupe Cuadrado, coordinadora de Cáritas Aranda, que recuerda que también ofrecen alimentos mediante el economato. 

Desde Cáritas realizan un seguimiento de sus aportaciones, que fundamentalmente son destinadas a vivienda, alimentación, facturas de suministro y gastos de farmacia. Igualmente, tanto Cáritas como Cruz Roja suelen trabajar con estas familias en otros proyectos, como pueden ser de empleo, inmigración o de intervención en familias con infancia en riesgo. 

El Ayuntamiento de Aranda, a través de sus Centros de Atención Social, también auxilia a las familias, que en este caso tienen que cumplir como requisito una antigüedad de seis meses de empadronamiento. Durante el 2018 colaboraron con 40 con 54.000 euros, una cantidad bastante inferior a la de 2016, en la que se gestionaron ayudas de emergencia social por un importe de 82.000 euros. «A nivel general están disminuyendo las peticiones, en parte porque muchos disponen de la renta garantizada de ciudadanía y también porque ha aumentado el trabajo», señala Elías Tristán, de este departamento municipal, en el que ayudan también en lo básico (vivienda, alimentación y suministros) y otras necesidades que surjan a las familias.