La planta de biogás ya produce un 15% por encima de lo previsto

H. Jiménez / Burgos
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La polémica instalación, que estuvo casi 10 años casi paralizada y exigió inversiones extraordinarias, por fin rinde a su máxima capacidad e incluso supera las previsiones

Ecoparque de Cortes - Foto: Ángel Ayala

 
Ha costado «muchos años y muchos esfuerzos», en palabras de los responsables municipales. Exigió una inversión total de 17,5 millones de euros repartida entre una primera fase de 11 y una complementaria de 6,5. Pero por fin trabaja a pleno rendimiento, está dando resultados e incluso ofrece cifras por encima de las previsiones iniciales.
La planta de biogás o biometanización ubicada en el Centro de Tratamiento de Residuos (CTR) del antiguo vertedero de Cortes ha logrado producir a lo largo de la primera mitad de este año 1.733.870 kilovatios/hora, lo que supone una media diaria de 9.500, cuando antes de su puesta en marcha las estimaciones se situaban en el entorno de los 8.400. La cifra supone casi un 15% más.
Javier Melero, jefe de planta en el CTR, explica que en la actualidad ya convierten en gas toda la cantidad de residuos posible, pues rondan las 20.000 toneladas que suponen su capacidad máxima. El reto a corto plazo, sin embargo, consiste no en tratar más residuos sino en perfeccionar la técnica de la biometanización para obtener el máximo rendimiento posible.
Esa será una tarea por desarrollar hasta el año 2019, fecha tope de la concesión que logró la empresa Cespa por un periodo de 10 años y en la que inicialmente también estaba Jovilma, aunque hace meses esta última se retiró por sus problemas, que acabaron en concurso de acreedores.
En un primer momento, el reto de la nueva adjudicataria heredera de FCC fue la puesta en marcha de una instalación concebida en la legislatura del alcalde Ángel Olivares (1999-2003) pero que se topó con graves problemas de tipo técnico. Para solucionarlos hubo que modernizar y automatizar el proceso de selección para aprovechar al máximo posible los residuos generados por los ciudadanos.
La capital burgalesa y las mancomunidades que también utilizan el Centro de Tratamiento de Cortes generaban hace dos años unas 70.000 toneladas al año. La tremenda caída en el consumo provocada por la crisis económica ha ido reduciendo el dato hasta las 67.000 de 2012 y las 62.000 previstas para este año, con lo que la capacidad de tratamiento ya no es un problema. Ahora se trata de mejorar su aprovechamiento.
De las 31.000 toneladas que entre enero y junio llegaron a la planta se ha podido aprovechar en torno a un 30%. Pero de las 2.500 toneladas de envases (los del contenedor amarillo) se ha aprovechado en torno al 82% en lugar del 75 por ciento programado inicialmente.
 
el proceso, en detalle. El proceso por el que la basura acaba convirtiéndose en gas, y este alimenta un motor que a su vez lo convierte en electricidad, exige varias fases, una moderna tecnología y la intervención de unas 55 personas entre empleos directos e indirectos que dependen del Centro de Tratamiento de Residuos de Cortes.
La primera parte es la llegada de la basura a una planta de pretratamiento donde se separa al máximo posible la materia orgánica de la recuperable, pues siempre quedan envases, cartones o vidrio aunque ninguno de ellos debería estar en el contenedor gris. Y una vez ‘depurada’, la materia orgánica pasa a los procesos de biometanización y de compostaje, dependiendo de la demanda en cada época del año y de la capacidad de cada proceso.
En el caso de la biometanización, pasan a túneles de fermentación, maduración y afino (donde hay nuevos rechazos de materia no orgánica), además de otro pretratamiento para quitar productos impropios como residuos pesados, ligeros o arenas (todo ello acaba en el depósito de Abajas, donde se manda lo no aprovechable).
El momento clave está en la llamada ‘digestión’. «Es un proceso anaeróbico (sin oxígeno) y húmedo (mezclado con agua) en el que la materia está durante 21 días en un depósito de 6.700 metros cúbicos», explica Javier Melero, jefe de planta. Durante esas tres semanas, las bacterias se encargan de hacer su trabajo y es gracias a ellas como la basura acaba convirtiéndose en gas.
El de producción mediante la biometanización se mezcla con el que genera el propio vertedero, sellado hace años y que a través de unos conductos sigue expulsando metano.Ambos gases pasan a un motor, previa desulfurización, y allí se produce la energía final. De los 1,7 millones de kilovatios hora generados durante el primer semestre de este año, Cespa vendió a la red 1,2 millones y el resto se empleó en el autoconsumo de la planta.