Sonorama no puede competir con otros festivales que funcionan a golpe de presupuestos multimillonarios. Ni era ni es el espíritu del festival ribereño. Pero lo que sí puede hacer Sonorama es competir contra Sonorama, superarse cada año, hacerlo mejor, más fácil y más cómodo para decenas de miles de personas llegadas de toda España -y de medio mundo- al corazón de la Ribera del Duero.