Macrocontroles policiales contra las carreras ilegales de coches

I. Elices / Burgos
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Casi cien vehículos. Siete dotaciones municipales y 12 agentes acudieron ayer de madrugada a San Amaro a la quedada de los amantes de la velocidad para evitar que luego compitieran en Villalonquéjar IV

Llega el viernes y algunos jóvenes hacen botellón; otros toman alguna cervecita tranquila con los amigos o acuden al Hangar a algún concierto. También los hay que se van a descansar pronto porque el sábado tienen competición deportiva o mucho que estudiar. Pero en Burgos capital ha surgido una ‘tribu’ muy particular, la de los amantes del motor y la velocidad, una afición que les gusta compartir en concentraciones espectaculares y hasta con carreras ilegales.
Para reunirse eligen un emplazamiento que evoca a alguno de los escenarios de películas que seguro han visto más de 10 veces, como Transporter o Fast and Furious. Se trata de los bajos del módulo de atletismo situado junto a las piscinas y complejo deportivo de San Amaro. Las vigas que soportan el edificio, la luz artificial que ilumina el asfalto del aparcamiento crean la atmósfera ideal para un encuentro de aficionados a los coches. A las 12 de la madrugada de cualquier viernes un centenar de vehículos caros -BMW serie 3 o 325, Audi A3, Volkswagen Golf, Seat León- y más asequibles pero trucados o con reformas -Citroën Saxo, Opel Corsa- atestan el lugar. Se trata de una toma de contacto preliminar, donde los jóvenes y no tan jóvenes comparten las últimas novedades que han introducido a sus ‘carros’. 
Pero esta quedada tiene como verdadero objetivo acudir después al polígono de Villalonquéjar, en concreto a las calles Condado de Treviño, Valle de Tobalina o Zamanzas, para poner los automóviles a gran velocidad, ‘hacer unas rectas’ con el acelerador a fondo y presumir ante los colegas de conducción arriesgada. Lo cierto es que pocos participan y muchos miran. Pero el decorado también es de película: viales desiertos porque en esa zona del complejo industrial hay muy pocas naves -solo destaca Desmasa-; dos carriles para colocar los coches en paralelo y la pobre iluminación de unas farolas que funcionan de forma alterna. 
La Policía Local y el Subsector de Tráfico de la Guardia Civil pusieron el punto de mira sobre estas competiciones el año pasado, aunque con anterioridad ya habían detectado estas concentraciones. Ahora las carreras son en terreno municipal -Villalonquéjar IV, sobre todo- pero en 2014 solían reunirse frente a Grupo Julián, en el kilómetro 234 de la A-1, en la vía de servicio del polígono Monte de la Abadesa, en la Varga. De ahí que la Benemérita también haya participado en dispositivos de vigilancia. De hecho lo sigue haciendo, porque en ocasiones los coches compiten en la recta que va desde el final de la calle López Bravo hasta la rotonda de Tardajos, es decir, por el vial que conecta el complejo empresarial con la autovía de León, que es terreno de la DGT.
Estos mítines de aficionados a las cuatro ruedas, a los que en ocasiones acuden vecinos de Logroño, Santander o Vitoria, han ido ganando adeptos con los meses. En 2014 la Policía Local estableció varios dispositivos de control en Villalonquéjar IV en los que identificaron a decenas de conductores. Pero nada que ver con las cifras de este ejercicio. Solo el pasado 31 de octubre controlaron 100 vehículos.
Todavía no se ha producido un percance grave, aunque durante una carrera sí dañaron el monolito dedicado a Jesús Echevarrieta al comerse una rotonda dos coches que ‘hacían una recta’. Pero podría ocurrir algún accidente de gravedad, y no solo durante las competiciones, en las que los únicos damnificados serían los propios participantes. También podría suceder una desgracia en los trayectos desde San Amaro hasta el polígono. Los conductores suelen usar dos rutas. La más habitual es tomar el puente situado junto a las piscinas para coger las calles León, Gloria Fuertes y Francisco Salinas, para desembocar en la rotonda de Juan Gil y continuar por la avenida de la Industria, Las Terrazas y, una vez allí, descender hasta Condado de Treviño y calle Laredo. La otra pasa por meterse en Fuentecillas hasta conectar con Valentín Niño y López Bravo. Una vez allí solo es circular recto hasta Villalonquéjar IV.
En esos itinerarios hay coches que circulan con precaución, «pero siempre hay alguno que acelera, efectúa maniobras peligrosas  que pueden dar lugar a accidentes o incluso atropellos», señalan desde la Policía Local. De hecho, vecinos de Fuentecillas y de San Cristóbal -en ocasiones han llegado hasta allí las carreras- se han quejado y así se hizo saber en una Comisión de Seguridad Ciudadana celebrada en el Ayuntamiento este mismo mes.
Por este motivo la Policía Local va a redoblar la vigilancia sobre estas concentraciones y no se va a limitar a disponer operativos en Villalonquéjar. Su pretensión es atajar el problema en su raíz, es decir, en San Amaro. El viernes desplegó el primer macrocontrol en los bajos del módulo de atletismo para denunciar cualquier infracción al Reglamento de Circulación que cometiesen los conductores. 
El operativo comenzó a las 23,30 horas del viernes, pero se desarrolló sobre todo en la madrugada de ayer. Al lugar comienzan a llegar coches a las 23 y durante una hora no paran de arribar automóviles. A pesar de que las luces de los coches patrulla eran visibles desde la entrada al aparcamiento esta circunstancia no disuadió a los vehículos que acudían con el control iniciado. Las dotaciones y los agentes se situaron a la salida, junto a la residencia estudiantil Camino de Santiago, donde crearon un embudo para embolsar a los vehículos. Un coche patrulla se colocó en la entrada a las piscinas para que nadie diera la vuelta a fin de eludir a la Policía, que destinó a esta misión cinco dotaciones, a las que hay que sumar la de Atestados y la Unidad Canina, con un total de 12 efectivos.
El objetivo era efectuar un control exhaustivo de todas las irregularidades que presentaran los coches, la documentación o los propios conductores. Un total de 30 vehículos fueron revisados con lupa, aunque 60 más fueron controlados. Interpusieron siete denuncias, dos por reformas ilegales en los turismos y el resto por no tener en regla la ITV, por conducción negligente, por no respetar una señal vertical, por falta de respeto a los agentes y por no haber realizado la transferencia bancaria a tiempo en la adquisición de un coche. Además fueron inmovilizados dos  vehículos. Uno de ellos por llevar ruedas ilegales y el otro por falta de espejos retrovisores.
Con cada coche que controlaron tardaron una media de 5 o 10 minutos, por lo que entre la 1 y las 3 de la madrugada, cuando los conductores suelen partir hacia Villalonquéjar, se formó una gran cola a la salida del aparcamiento de San Amaro. Muy pocos perdieron la paciencia, pero con esta medida la Policía Local logró que los vehículos salieran con cuentagotas, con lo que al mismo tiempo consiguió evitar una concentración masiva en el polígono, que es donde hacen las carreras. De hecho ayer solo detectaron a tres vehículos en las calles de la ampliación del complejo industrial, que seguramente no habían pasado por San Amaro. Y es que a muchos se les quitaron las ganas de continuar con la ‘fiesta de la velocidad’ tras el control policial.
Este y no otro es el propósito de la Concejalía de Seguridad Ciudadana, el de provocar que cunda el desánimo en quienes participan en estos eventos, no por el capricho de terminar con su forma de diversión «sino para evitar accidentes por las imprudencias que se cometen en este tipo de concentraciones».
Estos macrocontroles se repetirán otros viernes, incluso con más dotaciones y efectivos, a fin de erradicar del todo las carreras. Además, no se dispondrá solo en San Amaro, se desplegará al mismo tiempo en Villalonquéjar IV por si a algunos les da por acudir allí directamente. En la Policía Local asumen que podrían cambiar de lugar de reunión y de competición, pero estarán «atentos para perseguirles allí donde lo hagan».