Una leyenda muy viva

B. Antón / Castrillo
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Los vecinos de Castrillo de la Reina escenifican los días 10, 11 y 12 la XXI edición de Los Siete Infantes de Lara, basada en el texto 'El Bastardo Mudarra', de Lope de Vega

La excelente puesta en escena, en un marco incomparable, atrapa al espectador desde el inicio de la obra. - Foto: Azúa

Ya va camino de la XXI edición, pero por el entusiasmo y la ilusión que le ponen el director, los actores y los colaboradores parece que nos encontramos ante un estreno. Podría serlo si sólo nos fijáramos en la expectación que levanta, ya que año tras año, el público llena durante los tres días de representación el atrio de la iglesia de Castrillo de la Reina, dónde sus vecinos se vuelcan en la escenificación de Los Siete Infantes de Lara. Un trabajo teatral que por mérito propio se ha convertido en un referente en la provincia e incluso fuera de ella y del que se podrá disfrutar a lo largo de este fin de semana, los días 10, 11 y 12, a partir de las 22 horas.

Abilio Abad Izquierdo, director de la obra y encargado de adaptar el texto, recuerda una frase de Adolfo Marsillach en la que afirmaba que ser actor es algo muy fácil, muy fácil o imposible. No sabemos cómo les resultará a los vecinos de Castrillo, ninguno profesional, sacar adelante estos papeles, pero lo que sí queda patente sobre el escenario es que consiguen emocionar a un público que se cree esta leyenda y que incluso vuelve cada edición para poder disfrutar de ella.

No hay fórmula mágica para este éxito, según su director se encuentra en el esfuerzo de sus actores y en el magnífico texto de Lope de Vega titulado El Bastardo Mudarra. «Es posiblemente lo mejor de este autor, y respecto a los intérpretes he tenido mucha suerte porque son gente que se deja la piel. Creo que he conseguido que estos actores se sientan dioses por un momento, aunque a veces pienso que no son conscientes del valor que tiene lo que hacen, de la belleza, efímera sí, pero bella que están pariendo. Lo mismo que los técnicos, los que preparan el escenario o los que se encargan del vestuario. Sin olvidar, por supuesto, a nuestro particular mecenas», señala Abilio Abad, que confía en que en esta edición la obra quede ya pulida para siempre.

El valor también reside en hacer entendible la representación de una obra en castellano antiguo. «Hacen un papel magistral, con una perfecta vocalización y una dicción con sentido del texto. Y lo que es más difícil, también bordan la expresión corporal y los movimientos en las tablas», señala Abilio Abad, que dirige esta obra desde su primera edición y que sólo tiene buenas palabras para sus compañeros en esta aventura, que ya cumple 21 años, por lo que el Ayuntamiento solicitará a la Junta de Castilla y León la declaración para esta representación de Bien de Interés Turístico y Regional.

A parte de la excelente puesta en escena, el odio, la venganza, la traición o el amor que se encuentran en el trasfondo de este texto del siglo XVI consiguen atrapar al público desde el principio hasta el final. Durante la representación hay instantes sublimes, muy emotivos y difíciles de escenificar, como cuando Gonzalo Gustios, todavía prisionero en Córdoba, recibe el arcón con las cabezas de sus hijos a los que va identificando uno a uno o cuando Mudarra conoce la verdad de su vida y llega hasta Salas para encontrarse con su padre, un Gonzalo Gustios ya ciego después de llorar tanto la muerte de sus hijos. Aunque sin duda, uno de los grandes momentos a lo largo de las casi dos horas de representación es cuando Mudarra venga en su tiastro Ruy Velázquez la muerte de sus hermanos. Este año, además, habrá una novedosa sorpresa, ya que en uno de los pasajes, se podrá escuchar unos solos en directo de voz femenina.

El director de la representación teatral, Abilio Abad, hace su particular comparación. «Lo mismo que en el amor lo mejor es cuánto queda por descubrir y es misterio, la escenificación de Los Siete Infantes de Lara es ya una atracción fatal como la que ejerce la belleza de la mujer siempre deseada y nunca poseída», señala Abad, quien asegura, que a pesar de los años, este proyecto le sigue metiendo en una vorágine que le atrapa cada verano.