Príncipes y granujas

R. Pérez Barredo / Burgos
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La sala de exposiciones de la Casa del Cordón acoge una muestra única y sugerente sobre la representación artística de la infancia en la pintura europea entre los siglos XVI y XIX

La exposición estará abierta hasta el 28 de abril. - Foto: Patricia

Escribió Unamuno que no se puede vivir si no se lleva «a flor de alma» los recuerdos de la niñez, territorio de obligatoria felicidad en el que todo debe ser posible. Seres amados, reyes de la casa, no siempre fueron los niños objeto protagónico en el arte; más al contrario, su representación artística no abundó hasta el Renacimiento, época a partir de la cual la niñez tuvo un eco mayor en las paletas de los pintores de Europa. La sala de exposiciones de la Casa del Cordón acoge desde ayer Príncipes y granujas. Los niños en la gran pintura europea de los siglos XVI-XIX, una magnífica selección de la mejor colección europea de obras de arte consagradas a la temática infantil, en poder de la mallorquina Fundación Yannich y Ben Jakober.

Se trata de 36 cuadros que permiten conocer la evolución y el cambio de mentalidad que sobre la niñez registró la sociedad occidental en ese periodo de tiempo. Una transformación inevitable que tuvo en el Siglo de las Luces (XVIII) su piedra de toque. Hasta entonces, como se puede apreciar en la serie de obras expuestas, con ejemplos de todas las escuelas (española, holandesa, inglesa, francesa, italiana y centroeuropea), los retratos plásticos de la niñez proyectan una imagen contra natura, esto es, los niños son presentados como adultos potenciales; es a partir de la Ilustración cuando la niñez se muestra más cercana a la realidad: más ociosa, más inocente o pícara, más lúdica en cualquier caso: cambian las vestimentas adultas y los retratos se apoyan o rodean de juegos o mascotas.

La muestra está dividida en cuatro partes. ‘Reflejos de la Corte’ exhibe ocho retratos de la realeza europea, en los que resulta inevitable vincular el instante capturado con el futuro del personaje: una vida de gobierno y diplomacia, de guerra y altas responsabilidades. Tanto la expresión de las criaturas como sus ropajes anticipan una madurez precipitada, a la que les ha empujado el destino: en su gesto no hay sombra infantil, y pese a que son niños brilla ya en ellos la destello del adulto. De esta sección destaca el retrato de Luis XIV de Francia, el futuro Rey Sol, junto a su hermano Felipe, atribuido al pintor Jean Nocret.

En los trece cuadros que componen ‘Paraíso doméstico’ hay un denominador común: los animales. Las mascotas como fiel compañía de los niños, pero también como compañeros de viaje en el aprendizaje de crecer.Destacan las obras Retrato de un niño con fusta llevando una cabra con correa, del círculo de Caesar van der Everdingen, y Retrato de un niño con un perro en un paisaje. Todavía aquí la infancia es considerada el proyecto de la juventud y la madurez, no el paraíso de juegos y despreocupaciones que sí se recoge ya en la tercera sección de la exposición, titulada ‘Jardín de infantes’. En esta, los niños recobran la naturalidad que su edad les confiere por derecho. Ese cambio está íntimamente ligado a la Ilustración y las nuevas corrientes educativas surgida merced a ese foco de luz. Juguetes y artefactos de entretenimiento son la compañía de los niños retratados; las criaturas posan con peonza, aro, arco y flecha, juguetes sobre ruedas... Elementos, en suma, que completan a los infantes, que enriquecen y complementan sus horas de ocio y asueto.

Por último, compone este gran fresco histórico-artístico el capítulo ‘Donde el sol de la infancia’ en el que, ya libres de ataduras vasalláticas, se exhiben en plenitud. Libres, como lo que son. Quizás por eso abunden los retratos al aire libre, en plena naturaleza, con la que interactúan. Hay en sus expresiones alegría, ensoñación, la certidumbre de que habitan un lugar del que no querrían salir nunca. Destaca, por encima de todos, el cuadro Retrato de un niña, con vestido blanco, recogiendo unas cerezas. No es casualidad que esta sea una de las obras más destacadas de la muestra. Es (fue) la primera de la magnífica colección de la Fundación Yannick y Ben Yakober, como explicó ayer en la presentación de la muestra Eva Mulet, directora de exposiciones y desarrollo de esta institución. Nins, que así se llama la colección completa, está compuesta por 150 obras. Para Mulet, la factura de la exposición de Caja de Burgos es tan espléndida «que parece una colección diferente, nueva», señaló.

Las salas que cobijan las diferentes secciones se completan con textos literarios escogidos con tan acierto como delicadeza.Por ellos desfilan Unamuno, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Antoine de Saint-Exúpery....

*Príncipes y granujas. Los niños en la gran pintura europea de los siglos XVI y XIX. Horario: laborables, de 12,00 a 14,00 y de 19,00 a 21,00 horas.Domingos y festivos, de 12,00 a 14,00 horas. Visitas guiadas: de martes a jueves, a las 20,00 horas. Visitas concertadas: 947-251791. Hasta el 28 de abril