Kaminski o como ser «nadie»

J.A.L. / Burgos
-

El filósofo polaco une los 4.000 kilómetros de Kaliningrado, en Rusia, ySantiago de Compostela dentro de un proyecto educativo. «Europa es un desierto espiritual», asegura el explorador a su paso por la capital burgalesa

El polaco Marek Kaminski pasó ayer por la provincia y la capital de Burgos. Este filósofo y escritor, que forma parte del Libro Guinness de los Récords por ser el primer hombre en acudir a ambos Polos de la Tierra en un mismo año (1995), no lo hizo sin embargo para dar cuenta de sus hazañas como explorador en una conferencia ante un grupo de ilusionistas ventureros. Tampoco para presentar un libro o dar cuenta de su último ensayo filosófico. Este hombre nacido en marzo de 1964 en Gdansk pasó por la capital en plena peregrinación hacia Santiago de Compostela tras más de tres meses en ruta y potenciando su proyecto educativo Campamentos Europeos de los Conquistadores, para el que busca fondos la Fundación que lleva su nombre. Pero, como buen hombre de mundo, está aprovechando la experiencia para reflexionar, para poner en práctica su particular «búsqueda» en el Camino. Lo que le ha llevado a convertirse en «nadie» durante los últimos 3 meses.
El proyecto de Marek Kaminski se llama ‘el tercer Polo’ y la explicación tiene mucho que ver con la filosofía. Explica este polaco amante de la naturaleza que Europa «es el eje sobre el que gira el mundo», y por tanto, los dos ejes o ‘polos’ de dicha rotación se encuentran en Rusia, desde donde partió el 17 de marzo, y España, donde acabará su peregrinación el 13 de julio. De esta forma, nuevamente visitaría los dos extremos del ‘mundo’ en un mismo año. Para unir ambos ejes ha recorrido ya más de 3.000 kilómetros en maratonianas jornadas de más de 60 kilómetros a su paso por Rusia, Polonia, Bélgica y Francia. El ritmo, sin embargo, ha decrecido en las últimas jornadas, ya que el fuerte calor de España está haciendo estragos y limita sus caminatas a ‘solo’ 40 kilómetros diarios. 
Estas largas jornadas y el hecho de que la mayor dureza del Camino de Santiago se encuentre en el aspecto mental, le hacen pensar en abandonar «cada día cuando llego al albergue. Las piernas se cansan, pero más lo hace la mente. Hay que tener fuerza de voluntad para seguir». Y es que su familia y amigos le intentaron persuadir de que no comenzara esta aventura. «Me han dicho, también quienes ruedan el documental sobre el proyecto, que es de locos. Pero yo conocí el Camino de Santiago hace una década, estudié y me informé sobre él y desde el principio supe que tenía que hacer algo, que era una experiencia espiritual que merecía la pena», dice.
 
«Desierto espiritual».
Para Kaminski este viaje no solo lo es a través de Europa, sino a través del pensamiento, la fe, los valores. «Elegí Kaliningrado (Königsberg) porque allí nació y murió Immanuel Kant. Es, por tanto, la cuna de ‘la razón’, mientras que Santiago representa la fe. La historia de Europa se puede explicar como una transición desde la fe hasta la razón, cómo el continente evolucionó dejando a un lado la religión como centro de todo en busca de la evolución a partir del pensamiento y el racionamiento. De esta manera, con mi camino, yo voy de la razón a la fe, que es, a la inversa, el recorrido que ha marcado esta historia», explica.
Y a través de los más de tres meses que ya lleva caminando, Kaminski ha observado cómo Europa es «un desierto espiritual. Hay bellas catedrales e iglesias, mucha tradición, pero los templos están vacíos, muchos tienen las puertas cerradas. La gente limita sus pensamientos, centra su atención a lo que le rodea, lo más próximo, y cierra sus ojos y su mente a lo espiritual. Durante todo este tiempo he sentido qué es ser nadie, pasar todos los días al lado de muchas personas para las que eres invisible», comenta.
Pero, a pesar de ello, todo aquel que se lance a peregrinar, encontrará respuestas. «Quien emprende el Camino no es un turista. Esta experiencia es para buscarte a ti mismo. Durante la peregrinación, cada uno nos encontramos con nosotros mismos a través de las personas con las que nos cruzamos y que conocemos», añade.
 
Proyecto educativo.
La presencia de Marek Kaminski en el Camino, por otro lado, no se explica sin la película que está rodando el director francés de origen polaco Jan Czarlewski y, por supuesto, sin el proyecto educativo que lleva parejo. Con reuniones, entrevistas y encuentros a lo largo de sus ciudades de paso, Kaminski recauda fondos para los Campamentos Europeos de los Conquistadores de los Polos, en los que a través de 10 pasos se impulsa a los jóvenes a buscar sus objetivos, simbólicos ‘Polos’ de su vida.
El proyecto educativo nació hace dos años y, de momento, un centenar de estudiantes polacos se han beneficiado de él, siendo el objetivo a largo plazo poder extenderlo a más países.