La capilla del Condestable reabrirá en una semana tras cinco meses de obras

R.P.B. / Burgos
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Las vidrieras han sido retiradas para asegurar cada vano con un cristal especial exterior. El coste ha sido de 280.000 euros

 
 
Esa joya majestuosa que es la capilla del Condestable de la Catedral volverá a abrir sus puertas dentro de una semana y tras cinco meses cerrada al público por una urgente y necesaria actuación: la que ha permitido retirar las vidrieras y proteger cada vano con un cristal especial exterior. El paso del tiempo había convertido los vitrales y la estructura que los sujetaba en un elemento de riesgo que el Cabildo decidió eliminar para garantizar la seguridad del turismo y la supervivencia de las vidrieras originales, obra del maestro flamenco Arnao de Flandes. Una vez que se retire el gran andamio que desde el pasado mes de julio ha permitido trabajar en las alturas de la capilla, ésta reabrirá, según ha confirmado a este periódico Juan Álvarez-Quevedo, presidente del Cabildo. 
Esta actuación, que se consideraba inaplazable, ha tenido un coste de 280.000 euros íntegramente sufragado por el Cabildo catedralicio y ha sido supervisada por los arquitectos del templo, Javier Garabito y de Miguel Ángel Ortega. La obra que está a punto de concluir forma parte de una intervención más amplia. No en vano, habrá una segunda fase que consistirá en la restauración de las vidrieras, acción para la que todavía no hay proyecto ni presupuesto. Las originales de Arnao de Flandes y tres lancetas que fueron retiradas y restauradas hace unos años se completarán con otras nuevas que realizará Vidrieras Barrio, que lleva tiempo preparando diseños tras estudiar la iconografía de la capilla para que las nuevas guarden armonía con las originales.
Completar esta ambiciosa intervención en la capilla del Condestable podría alcanzar un presupuesto muy alto, cercano a los 600.000 euros. Hasta que las vidrieras sean restauradas y, junto a las nuevas, regresen a su lugar, en los ventanales se colocarán paneles historiados para que el efecto de la luz en el interior de la capilla no diste demasiado del que tenía antes de que los vitrales fueran retirados y con la intención de que no incida de manera directa y negativa en las obras del interior.
Las vidrieras que realizó entre finales del siglo XV y comienzos del XVI Arnao de Flandes son únicas, de una altísima calidad. A finales del siglo XV Burgos era un centro vidriero muy importante, donde había tres talleres que exportaban sus obras, que abastecía a casi todas las catedrales de Castilla. Arnao de Flandes también trabajó en las  de Ávila, Palencia y Oviedo