Ante todo, personas

I.M.L. / Aranda
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La plantilla, voluntarios y colaboradores de Cáritas Aranda están conmemorando los 25 años de trabajo en la comarca ribereña • En las cinco áreas de trabajo que abarcan, en 2014 atendieron a más de 1.500 personas

Hace un cuarto de siglo, un sacerdote implicado con los problemas de la sociedad inició la labor de Cáritas en la comarca ribereña. El artífice de este primer paso, que tuvo como centro neurálgico un piso en la calle Santa Lucía de Aranda, fue Agustín Peña Vicario, que, además de organizar una labor que ya se estaba desarrollando en las distintas parroquias arandinas, supo inculcar a los primeros voluntarios y trabajadores una máxima clave para esta organización: la búsqueda del crecimiento personal, tanto de los técnicos como de los voluntarios y participantes, que es como en Cáritas llaman a aquellos que acuden a solicitar su ayudar y participan en sus talleres y actividades.

De aquel germen fue testigo Guadalupe Cuadrado, la primera trabajadora social contratada, que aún sigue integrando la plantilla de Cáritas Aranda, que en la actualidad cuenta con ocho personas para cubrir los cinco programas que desarrollan de manera específica en la villa arandina y su comarca. Durante el año 2014, por las distintas secciones de esta agrupación pasaron más de 1.500 personas.

El programa con más participantes fue el de acogida, que es la puerta de entrada a Cáritas, con 510 familias en Aranda y 92 en la comarca, a los que se suman los 70 menores del programa de Infancia. La acción de esta agrupación tiene una visión global, por lo que el trabajo con las familias es fundamental. «Tenemos núcleos familiares de los que los niños están en el programa de Infancia y los padres en el de Empleo, el padre en el taller de carpintería o de poda de la vid y la madre en el de empleadas del hogar, por ejemplo», apunta Guadalupe.

 Una de las señas de identidad de Cáritas es el programa Sin Hogar, conveniado con el Ayuntamiento de Aranda, lo que antes se denominaba ‘transeúntes’, que en 2014 registró 374 usuarios a los que se les da comida y cama por un día y ropa para su aseo. El de atención a las personas que sufren alguna drogodependencia tuvo 142 participantes durante el año pasado, constatando la evolución de las necesidades de estas personas. «En los años 90 nos encargábamos de administrar la metadona pero ahora, con los cambios en las sustancias que se consumen, los participantes precisan más atención profesional y, por eso, en 2008 se contrató a un psicólogo», reconoce Guadalupe.

El ámbito que más ha evolucionado ha sido el de atención a las personas con necesidades de inserción laboral, para las que se creó el programa de Empleo, que en 2014 tuvo 320 participantes, de los que 104 lograron un empleo. En este programa se imparten talleres de carpintería, cursos de poda de vid y mantenimiento de viñedo, taller de reutilización de ropa y venta de la misma, venta de productos de comercio justo, orientación laboral, cursos de servicio doméstico y taller de productos agroecológicos, que se completan con el punto de venta de la calle Hospicio, al que el año pasado se sumó un economato social, una agencia de colocación y, este mismo año, una empresa de inserción de la rama textil para la formalización de contratos.