El proyecto de reforma de la Plaza Mayor cifra su coste en 2,5 millones

Á.M. / Burgos
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Consistiría en sustituir el fallido ladrillo clínker por placas de granito rojo como el existente en la travesía de Entremercados. El plazo es de 6 meses de ejecución y otros 4 o 5 de acopios de material. El PP quiere licitar la obra

La plaza tiene la peculiar capacidad de convertirse en ‘navegable’ cuando llueve. - Foto: Luis López Araico

No encabeza el listado de inversiones plasmado en los presupuestos municipales para 2015. Tampoco se ha dicho demasiado sobre el asunto en los últimos años; nada salvo alguna referencia al coste de la reparación perpetua a la que se ha visto sometida. Sí, el alcalde, Javier Lacalle, contó en su día que considera un despropósito lo sucedido con la última reforma de la Plaza Mayor, que su deseo sería dotarla de un pavimento definitivo y que lo pondría en manos de los técnicos. Y poco más... Hasta ayer.

Hablaba el regidor de su visión de las cuentas y la previsión de inversiones de menor cuantía cuando se le deslizó algo referido al «proyecto para la Plaza Mayor». ¿A qué se refería Lacalle? Pues exactamente a eso, al diseño de una nueva piel para el corazón de Burgos que elimine el fallido ladrillo clínker y el estrepitoso baile de adoquines al que está sometido el peatón desde la inauguración del proyecto elaborado en su momento por el desaparecido Albert Viaplana.

En las filas del PP siempre consideraron un fiasco el proyecto, achacando la responsabilidad al Ejecutivo de Ángel Olivares, que seleccionó los planos en cuestión. Por contra, desde el PSOE siguen defendiendo que el material estaba bien elegido y que fue una presurosa ejecución (a manos de la empresa Procorsa) y la permisividad con la que han desfilado los camiones sobre ella lo que arruinó una inversión que se acabó elevando por encima de los nueve millones de euros.

Lo que no admite debate es que la plaza es objeto de continuas reparaciones que ya han costado 200.000 euros a las arcas municipales, aunque lo peor es que no sirven de nada. Algunas patologías, como las que afectan a las juntas de dilatación, no tienen solución a juicio de los técnicos de Fomento del Ayuntamiento de Burgos. Ha sido en esa sección donde se ha revisado el proyecto encargado en su momento a Prointec y que, sin hacer ruido, ya ha llegado a manos del Gobierno local.

La propuesta

Según ese documento, la solución más recomendable es la sustitución de todo el clínker por el mismo tipo de placas de granito que se instaló en su momento en la transición entre la Plaza Mayor y la plaza de Santo Domingo de Guzmán (travesía Entremercados), un material de tono rojizo que se extrajo de una cantera de Zamora y que, a juicio de los técnicos de Fomento, «ha dado un resultado extraordinario», según fuentes del Ejecutivo local. Se plantea, por tanto, «una solución definitiva» con esta sustitución.

El presupuesto de ejecución material de la obra es de 1.730.000 euros, a lo que hay que sumar los gastos generales, el beneficio industrial y el IVA, por lo que el coste real estimado en el proyecto es de 2.490.000 euros. Tampoco se ha elegido cualquier material en la propuesta: baste saber que de los 1.730.000 euros de coste puro y duro, 1.400.000 se corresponde con el del granito.

El proyecto no plantea más intervención que la retirada del clínker y su reposición por el citado material, pero es una operación delicada porque se pretende no dañar la lámina de impermeabilización del párking subterráneo y subsanar de una vez por todas los fallos de las juntas de dilatación. El plazo de obra como tal es de medio año, pero la previsión es sacar la obra a concurso con un periodo de ejecución de un año para realizar los acopios de todo el material antes de levantar el clínker.

Porque sí, el equipo de Gobierno cree que, tal y como reflejó un amplio estudio de los ingenieros municipales de Vías Públicas, la sección encargada del mantenimiento de los ‘suelos’ de toda la ciudad, la plaza Mayor es una «ruina técnica, urbanística y económica».

Por tanto, y a pesar de no haber reservado los 2,5 millones necesarios para su ejecución, Lacalle se muestra dispuesto a sacar la obra a licitación y dejarla lista para que se pueda acometer en 2016, ya que requiere que los trabajos se hagan con buen clima.

Teniendo en cuenta que en mayo hay elecciones y en junio se constituirá una nueva Corporación, el PP quiere dejar la obra encarrilada (como la encontró el PSOE en el año 2003) y que quien mande después tome las decisiones oportunas al respecto.

Porque la plaza tiene sus virtudes, y una de ellas ha sido poner de acuerdo a dos secciones históricamente enfrentadas del Ayuntamiento (Vías Públicas y Fomento). Todos los técnicos municipales asumen que el clínker, sea cual fuere la causa de su ruina, no tiene más solución que la de su retirada.