Los trabajadores consideran que la decisión de liberalizar la autopista destruirá empleo y contribuirá a aumentar la despoblación en las localidades que atraviesa, ya que "la mayoría vivimos en poblaciones del entorno", afirman en una carta que ha leído Alberto Mateo.
Entre gritos de "todo se paga" y "más rigor, menos populismo", los manifestantes consideran que "se va a regalar a los extranjeros" lo que en otros países se paga, además de derrochar 120 millones en las mejoras de la N-I, que ahora quedará como carretera de uso secundario mientras que la autopista se convertirá en una vía "saturada y menos segura y rápida".
Finalmente, los trabajadores de la AP-1 alertaron de las consecuencias negativas que la gratuidad de la autopista tendrá sobre los negocios que actualmente viven de la Nacional I.